_
_
_
_
_
Reportaje:

Peregrinación a 'Hiddink town'

Miles de coreanos visitan el pueblo holandés donde nació su ex seleccionador

Convertido en sinónimo de fama y éxito y en un ejemplo a seguir, el nombre de Guus Hiddink, el técnico holandés que llevó a Corea del Sur a las semifinales del reciente Mundial de fútbol, arranca pasiones entre los coreanos.

Ya nombrado hijo predilecto de Seúl y mientras las autoridades postales planean expedir sellos con su rostro, miles de ciudadanos asiáticos han decidido convertir en lugar de peregrinación Varsseveld, su pueblo natal, una pequeña localidad holandesa situada cerca de la frontera con Alemania.

'Están llegando decenas de turistas al día y todos los sábados, hasta el próximo mes de mayo, está ya acordada la visita de por lo menos un autobús', explica el portavoz del ayuntamiento, Wim Maatman. Las agencias coreanas que organizan viajes a Europa incluyen ahora una ruta que pasa por Londres, París, Roma, Varsseveld y Francfort. Tan sólo una de ellas tiene lista de espera de más de 20.000 personas, con lo que el número de turistas que llegará a la patria chica del técnico holandés en los próximos meses se hace prácticamente incalculable.

En el campo de fútbol los coreanos saltan, besan el suelo, se tiran sobre el césped y se hacen decenas de fotos
Más información
La fatalidad debilita
Escuela holandesa, mentalidad asiática
"Lo nuestro es una aventura diaria"
Balas por correo, la última locura
Reportaje:: Una nación a sus pies
Perfil:: Gus Hiddink

Los primeros coreanos que viajaban por libre empezaron a llegar al pueblecito aproximadamente cuando Corea logró situarse en los cuartos de final. Más tarde, la Oficina de Turismo descubrió que llegaban al aeropuerto de Amsterdam, se dirigían a la estación de trenes y pedían un billete a Hiddink town (la ciudad de Hiddink). 'El nombre de Varsseveld es impronunciable para los coreanos, así que decidieron simplificarlo', explica Maatman.

Elevado casi a la categoría de semidiós, la visita a los orígenes de Hiddink es 'una especie de peregrinación a un lugar sagrado', como explica Byung Won Chun, cónsul de Corea del Sur en Holanda. 'En nuestra cultura es muy importante conocer el origen de las personas, el lugar donde han nacido, los sitios donde han crecido...'.

La inesperada avalancha, que se intensificó cuando Corea pasó a las semifinales, desbordó a la localidad, que apenas tiene 6.000 habitantes, carece de hoteles y sólo puede ofrecer a los visitantes un restaurante chino y dos modestos bares que sirven comidas. La decisión del técnico de fichar por el PSV Eindhoven y volver a Holanda coincidió con la llegada del primer autobús en viaje organizado.

Repuestos de la primera sorpresa y dispuestos a no dejar pasar la oportunidad de capitalizar el éxito de Hiddink, tanto el ayuntamiento como la Oficina de Turismo organizaron con gran celeridad algunas actividades para los recién llegados: planean construir un museo, están haciendo folletos explicativos y letreros en coreano y han puesto en marcha la Ruta Hiddink, que tiene tres versiones: una, en tranvía tirado por caballos; otra, a pie, y la última, en bicicleta. Aunque ésta es más larga que aquéllas y comprende los campos de los alrededores, ambas discurren por los lugares más representativos de la vida de Hiddink: la casa donde nació, el colegió donde estudió, los sitios donde jugó y, sobre todo, el campo de fútbol donde dio sus primeras patadas al balón. En este punto los coreanos saltan, besan el suelo, se tiran sobre el césped y se hacen decenas de fotos para enseñar a sus conciudadanos a la vuelta de sus vacaciones.

La ruta, que excluye la casa de los padres del técnico -'porque tienen más de 80 años y prefieren que les dejen tranquilos'-, pasa también por el dique de Hiddink, el bosque de Hiddink y el puente de Hiddink.

'La verdad es que el nombre, que es típico de esta zona, se debe a una granja que hubo por aquí hasta medidados del siglo XIX y no creo que tenga nada que ver con la familia de Guus, pero los coreanos no lo saben y no les importa', asegura Maatman.

Divertidos con la vista de los pequeños coreanos cargados de cámaras de fotos, los vecinos aceptan con tranquilidad lo que se les viene encima. Tan sólo se han recibido algunas protestas de la familia Vonhonff, que vive en la casa en la que nació el venerado Hiddink, 'porque a veces encontramos coreanos haciéndose fotos en el jardín'. Para paliar las molestias, la Oficina de Turismo ha mandado hacer un letrero en coreano en el que se ruega a los visitantes que respeten la intimidad de sus habitantes.

Muchos de ellos respondieron al llamamiento hecho por las autoridades locales para ofrecer alojamiento con desayuno en sus casas, una medida temporal hasta que se abra un hotel, para lo que el ayuntamiento ya ha recibido decenas de soliticitudes.

Un grupo de surcoreanos se fotografía ante una imagen de Hiddink en Varsseveld.
Un grupo de surcoreanos se fotografía ante una imagen de Hiddink en Varsseveld.EPA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_