Oposiciones

Soy una opositora andaluza y me dirijo a usted porque no sé a quién hay que pedirle la hoja de reclamaciones.

La cuestión es que el 25 de junio me presenté a las oposiciones de Enseñanza Secundaria por la especialidad de Lengua Castellana y Literatura, en la provincia de Córdoba, y mi sorpresa fue que el sorteo de los temas que se hace, por medio de la extracción de tres bolas al azar, no contara con ningún notario que constatase que en la bolsa estaban todas las bolas correspondientes. Esto me resultó muy extraño, ya que hoy en día se cuenta con esta figura hasta para el más mundano concurso y, sin embargo, en unas oposiciones públicas, en la que está en juego el futuro de muchos jóvenes y no tan jóvenes con tantas ilusiones y tanto tiempo de esfuerzo, no ocurra así.

Lo peor es que ahí no quedó todo, sino que mi segundo asombro llegó cuando nos entregaron los folios donde debíamos realizar el examen y nos dijeron que en cada uno de ellos teníamos que poner nuestros nombres y apellidos, por lo tanto, no iban a ser corregidos anónimamente. Con esto no quiero decir que los miembros del tribunal estén haciendo fraude, pero sí que me parece muy poco serio y muy tentador que no contemos con una corrección anónima cuando en otras pruebas, tales como la Selectividad, sí gozamos de ese derecho, y en un concurso público a unas oposiciones del Estado español por las que previamente pagamos 66 euros no tengamos algo tan preciso y justificado como un sorteo ante notario y una corrección anónima.

Lo siento, pero esto no huele nada bien, me siento estafada y además de forma descarada.