PP y CiU pactaron varios acuerdos e incluso sus desacuerdos

Convergència i Unió y el Partido Popular demostraron ayer que, pese a los augurios sobre la debilidad de su alianza, son capaces de pactar acuerdos e incluso sus desacuerdos. El secretario general del Grupo Popular en el Congreso, Gabriel Cisneros, admitió en una rueda de prensa que las enmiendas presentadas por CiU en materia de autogobierno y el voto del PP en contra se enmarca en ese 'desacuerdo pactado' con el fin de escenificar sus diferencias.

Incluso con esas discrepancias, los diputados del Partido Popular y los de Convergència i Unió sumaron ayer sus votos en 20 ocasiones durante la aprobación de las resoluciones del debate sobre el estado de la nación.

Tras el debate parlamentario del pasado lunes y martes en el Congreso de los Diputados, las relaciones entre los nacionalistas catalanes y el Partido Popular han recuperado el mismo grado de entendimiento que antes de la huelga general del pasado 20 de junio. Y como colofón, los populares dieron ayer por concluido el 'periodo de reflexión' que abrieron respecto a su colaboración con CiU, a la que acusaron de 'jalear' la huelga general y de deslealtad por oponerse a alguna de las iniciativas gubernamentales más emblemáticas. La crisis, por tanto, ha durado unos 25 días.

Los nacionalistas se mostraron menos entusiastas en su diagnóstico. Un destacado miembro del grupo parlamentario de CiU en el Congreso resumía así la situación: 'Esto es como los combates de boxeo. Antes de arrearte con el puño, te abrazan'.

En CiU insistían en que el debate sobre el estado de la nación ha servido para acentuar el carácter independiente de la federación nacionalista y su plena autonomía del Partido Popular, por mucho que en Cataluña le necesiten para mantenerse en el poder. Y aseguran que el tiempo demostrará el carácter volátil de la oferta de diálogo del presidente del Gobierno, José María Aznar. Quizá Xavier Trias, el portavoz de CiU, ya no esté para comprobarlo: en los próximos meses abandonará su escaño en el Congreso para presentarse como candidato a alcalde de Barcelona.

Las votaciones de ayer certificaron por enésima vez la coincidencia de planteamientos entre CiU y PP en política económica, social y laboral. En estas materias, pactaron un total de 7 resoluciones -trece menos de las acordadas en el debate del pasado año- y CiU y PP votaron juntos en otras trece ocasiones.

Pero en cuestiones de autogobierno, Convergència i Unió se esforzó en acentuar sus diferencias. Lo tuvo fácil. A CiU le bastó con volver a presentar las mismas propuestas que en 2001, reclamando el traspaso de las 39 competencias pendientes, la presencia de las comunidades autónomas en la Unión Europea y en la Unesco, y el reconocimiento internacional de las selecciones deportivas catalanas. El PP, como era de esperar, las tumbó en su totalidad. Los socialistas optaron por abstenerse.

Además, CiU se alió con el resto de formaciones nacionalistas de la Cámara y apoyó la totalidad de las propuestas de sus socios de la Declaración de Barcelona, el PNV y el BNG. Fue un gesto de reconciliación con los nacionalistas vascos. Las propuestas del PNV insistieron en reclamar la paz y el diálogo institucional y el cumplimiento efectivo del Estatuto de Gernika.