Los futuros 'posibles' de los españoles

Este condensado ensayo de Víctor Pérez-Díaz es a la vez un análisis de los problemas actuales de la sociedad española, un esbozo de sus eventuales trayectorias y un programa de las soluciones que serían deseables desde un punto de vista liberal. Guiado por el individualismo metodológico (sólo las personas actúan, piensan y sienten) y el indeterminismo (el porvenir resulta impredecible), la obra abre sus páginas negando que los países sean entidades con un futuro escrito de antemano en el libro de la historia; comunidad imaginada al igual que las demás naciones (para utilizar la terminología de Benedict Anderson), España no es una esencia situada por encima o al margen de los seres de carne y hueso que la forman.

Descartada la idea de un destino ineluctable atribuible a una sustancia fantasmal, Víctor Pérez-Díaz indaga sobre los futuros posibles de los españoles a fin de seleccionar, dentro de un repertorio de hipótesis racionalmente construidas, aquel que pudiera resultar más deseable para los defensores de sociedad liberal dispuestos a hacer probable tal escenario. La apuesta tiene una dimensión dramática para el autor: 'España es mi patria si puedo vivir en ella en condiciones de libertad; deja de serlo si no es así'. Por lo demás, la solución de los problemas del presente crea la senda preparatoria de ese futuro liberal cuyo grado de probabilidad varía según cuáles sean los sectores estudiados: la economía iría al galope, la sociedad al trote y la política al paso, con la educación casi detenida. Ni que decir tiene que la dimensión europea de los españoles forma parte indisociable de su porvenir.

Víctor Pérez-Díaz selecciona dos dimensiones analíticamente diferenciables para caracterizar ese orden liberal deseable: el marco institucional, de un lado, y las pautas de conducta moral y social, de otro. Desde luego, no hay sociedad libre sin que los ciudadanos puedan ejercer plenamente sus derechos con las menores restricciones posibles. Pero ese requisito no asegura por si solo la existencia de una sociedad buena, necesitada igualmente de 'una mayoría o al menos una masa crítica' de individuos que apuesten a favor de una 'existencia inquieta', estén guiados por una 'ética de la magnanimidad' y aspiren a 'la excelencia'. Las virtudes del patriotismo liberal (sinónimo del patriotismo constitucional o cívico o del republicanismo clásico) y esos ideales de grandeza, servicio y dignidad expresables en diferentes lenguas morales (desde la ética aristotélica al humanismo cristiano) serían los cimientos invisibles del edificio. Forzando la analogía, esos individuos excelentes 'ambiciosos, inquietos o aventureros' parecen desempeñar en esa construcción doctrinal un papel semejante al jugado por las vanguardias en las teorías revolucionarias.

La apuesta de Víctor Pérez-

Díaz por ese futuro posible y deseable de los españoles, que los liberales deberían transformar en probable, busca puntos de referencia -positivos o disuasorios- en las experiencias de otros países. Si bien el recurso a tipos ideales y modelos teóricos (tales como 'los mercados abiertos y competitivos') resulta inevitable para los propósitos de Una interpretación liberal del futuro de España, el procedimiento de seleccionar y excluir rasgos definitorios de unas realidades históricas muy complejas plantea en ocasiones dificultades. Los mandatos prescriptivos propios del carácter parcialmente programático de este libro se disfrazan a veces con la vestimenta neutral de las exposiciones descriptivas. Asimismo, el elevado nivel de abstracción facilita los sesgos y los desequilibrios conceptuales según cuáles sean las preferencias valorativas. Víctor Pérez-Díaz presenta la economía, el sistema educativo, las relaciones laborales y las pautas de comportamiento social de Estados Unidos como luminosos ejemplos despojados de impurezas; en contraste, la sombría descripción del modelo social europeo subraya los defectos y carencias que dominan sus instituciones y prácticas. Sirva como muestra de las alteraciones que la benevolencia o la severidad del examinador puede introducir en el procedimiento de evaluación de los alumnos la optimista visión del autor sobre la eficacia de 'la transparencia de las operaciones' y 'las reglas estrictas de contabilidad y de responsabilidad' para regular la economía de accionistas americanos; los recientes escándalos de Enrond, WorlCom y Xerox han probado que tal confianza resultaba exagerada.

Ese futuro posible, defendido como deseable desde un punto de vista liberal por Víctor Pérez-Díaz con buena prosa y espíritu combativo, merecería ser contrastado con otros futuros también posibles pero deseables según una diferente escala de valores. Ese debate sería desigual si la ingeniosa y algo maniquea contraposición entre líderes deliberativos (imparciales, razonables y argumentadores) y exhortativos (moralizantes, prejuiciados y sectarios) establecida en las páginas del libro implicase la previa asignación unilateral de esas enfrentadas actitudes a cada participante en la discusión según criterios ideológicos o como rasgos de carácter fijados para siempre por el destino. Aunque la educación católica, la socialización política bajo el franquismo o las deudas con el marxismo de las generaciones de la transición tal vez predispongan a la intolerancia y al sermoneo a la derecha democristiana y a la izquierda socialdemócrata, la mala hierba monocausal, denunciadora y amonestadora también crece en los jardines liberales. Parecería más razonable suponer que la dicotomía deliberación/exhortación es independiente de las biografías, cruza las fronteras ideológicas, se alinea a lo largo de un continuo y define actitudes en lugar de individuos: en tal caso, la conclusión sería que los papeles más o menos deliberativos y exhortativos son desempeñados en distintos momentos por una misma persona en función de los contextos de los debates y de los asuntos sometidos a discusión.