Agresión

Soy un colaborador habitual de un periódico que se distribuye gratuitamente en varios distritos de Madrid; a través de sus páginas desarrollo mi derecho constitucional de expresión. Pues bien, el pasado 18 de junio, estando en mi puesto de trabajo en la Junta Municipal de Vicálvaro, al término del pleno varios vocales del PSOE me increparon y me insultaron gravemente llamándome 'fascista' y 'estómago agradecido', entre otras lindezas, a cuento de mis artículos de opinión.

Hubo un momento en el que me encontraba rodeado de gente insultándome, momento en el que me vinieron a la cabeza los episodios que se viven en el País Vasco entre los proetarras y las personas. Tuvo que intervenir la Policía Municipal; gracias a ellos la cosa no llegó a mayores.

El vocal vecino que capitaneaba al grupo de exaltados sabe sobradamente que yo, como funcionario municipal, tengo el deber de mantener el orden en la sede municipal a la que estoy adscrito y que, por ende, no pude hacer nada más que callar y soportar las agresiones.

Trinidad Jiménez me llamó unos días después para pedirme disculpas y asegurarme que no fue el PSOE el que actuó así, sino varios individuos a título personal. Acepto las disculpas, pero sigo en mis trece pidiendo que estos individuos exaltados sean cesados como representantes de mi distrito; no puede ser que estos exaltados violentos continúen representando las siglas de un partido tan importante como lo es el PSOE.