'Más que genéricos, los enfermos de sida africanos necesitan comida'

Jacqueline Bataringaya es ugandesa y responsable de los programas contra el sida en el África subsahariana de la ONG Ayuda en Acción. Ha estado en Bilbao para dar a conocer una realidad que amenaza la vida de más de 70 millones de personas en todo el mundo, según la ONU. Desde el domingo participa en Barcelona en la Conferencia Internacional sobre el Sida.

Pregunta. Ahora que se ha difundido el informe de la ONU, que arroja unas cifras desalentadoras, ¿qué es lo que espera?

Respuesta. Nada. No espero gran cosa, porque este problema ya se sabía y no se ha hecho nada para evitarlo. La esperanza que tengo es que haga actuar a la comunidad internacional de forma tajante. África no puede luchar sola contra el sida, necesita ayuda, y mucha.

P. ¿Cómo se consigue eso?

R. Para empezar, los dirigentes políticos tienen que implicarse en el tema, y no sólo en el Norte, sino también en África, donde uno de los problemas es que la enfermedad sigue considerándose un estigma social y por lo tanto no se reconoce. Así que necesitamos más programas de educación y prevención.

P. Pero, precisamente por ese tabú, en África es difícil hablar del sida en las escuelas. ¿Qué opina de ello?

R. Es verdad que muchos profesores no tratan el tema porque les da vergüenza hablar de cuestiones sexuales. Hay que enseñarles a ellos también. Necesitamos profesores cualificados que se sientan cómodos hablando del VIH y de cómo prevenirlo. 30 millones de personas en África tienen el virus, pero hay que recordar que la mayoría de la población no está infectada. Hay que conseguir que toda esa gente siga viva.

R. ¿Sería posible tratar a las personas infectadas con tratamientos genéricos si hubiese más ayuda?

P. Hay mucha atención centrada en conseguir antirretrovirales genéricos, porque son baratos. Pero lo que muchas comunidades necesitan es comida antes que un tratamiento. He visto a mucha gente que con una buena alimentación y atención ha conseguido vivir con la enfermedad más de diez años sin la necesidad de los antirretrovirales. Primero hay que invertir dinero en un buen programa de alimentación y luego en los genéricos, que también son muy importantes. El problema sólo tiene una solución: llenar el Fondo Global.

P. ¿Qué espera de la cumbre de Barcelona?

R. Quiero hablar con otras organizaciones que luchan contra la enfermedad y compartir experiencias. Hay muchos movimientos nuevos, sobre todo de mujeres, y están teniendo mucha fuerza. Hay que unirse y conseguir un compromiso real a nivel internacional. Si hay países donde han conseguido parar la enfermedad, por qué no en África también.