Exquisiteces de la cocina catalana
COLIBRÍ, una casa de comidas cada vez más popular en Barcelona
Nadie que traspase las puertas de esta casa de comidas barcelonesa, de decoración desenfadada y ambiente medio bohemio, se sentirá defraudado por su oferta. Es cierto que el local es angosto; que el personal, muy campechano, hace alarde de suficiencia, y que el barrio donde se encuentra, multiétnico y variopinto, suscita recelos por las noches. También es verdad que en muy poco tiempo, apenas dos años y medio después de su apertura, su nombre ha comenzado a figurar en las agendas secretas de no pocos aficionados a la buena comida.
Un cocinero de talento, César Pastor, que no puede negar la impronta del famosísimo Ca l'Isidre, restaurante donde se formó profesionalmente, elabora una cocina popular catalana, mediterránea, sencilla y muy vistosa, que debe su perfección a dos aspectos decisivos: el empleo de materias primas supremas y la aplicación de recetas correctas. Las mejores setas de cada temporada, gambas rojas de la costa, lubinas y rodaballos salvajes, rapes de playa, cigalitas vivas, cebollitas de Figueres y pichones de Navaz, entre otras exquisiteces, abastecen su despensa a diario.
COLIBRÍ
Riera Alta, 33. Barcelona. Teléfono: 934 43 23 06. Cierra domingos y festivos. Precio: entre 40 y 50 euros. 'Carpaccio' de atún a la vinagreta de mango, 15,63. Rape con madejitas de espinacas, 24,04. Callos de ternera con garbanzos, 10,82. Timbal de fresones con crema quemada, 6,01 euros. Pan ... 6,5 Café ... 7,5 Bodega ... 7Aseos ... 6Servicio ... 6Ambiente ... 6
Dentro de un espacio minúsculo, Pastor se las ingenia para sacar a la luz platos tan divertidos como la ensalada templada de patatas y carabineros rociada por una salsilla de vino, a la que no aportan nada las insípidas lascas de trufa negra (estivium / indicum) que entreveran los tubérculos. Es fantástico el carpaccio de atún a la vinagreta de mango, de gusto agridulce, que exalta el sabor yodado del pescado, y se queda a medio camino el risotto a la crema de patata, al que perjudica un baboso foie-gras de pato enterrado bajo el arroz que lo cubre. Dentro de los segundos no hay desajustes graves. En el rape al horno, perfecto de punto, desentona la madeja de espinacas. Resulta muy suave el steack tártaro, y simplemente bien el lomo de cordero relleno de crema de Idiazábal, troceado y con el queso fundido.
Es una lástima que en una de las grandes especialidades de la casa, los callos de ternera con garbanzos, el tufo a tripa de los entresijos, insuficientemente limpios, machaque la fórmula. A pesar de las estrecheces, el servicio es fulgurante. Corre a cargo de Roberto Serna, uno de los socios. El pan, blanco o integral, de mucha calidad, sale del horno regularmente.
Para los postres, Remedios Pastor, pastelera y hermana del cocinero, utiliza frutas de temporada. Una de las propuestas más logradas son las fresitas con mermelada de tomate y queso fresco, deliciosas. También llama la atención el sabor y la presentación del demicuit de chocolate caliente.
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