Historias para gente con prisa

Leer cuentos, una costumbre cada vez más habitual entre los españoles, tiene la ventaja de que no obliga a retroceder cinco páginas cada vez que se retoma el libro 'para recordar de qué iba la cosa'. Si la selección de los relatos está bien planteada es también una oportunidad de obtener algún tipo de visión panorámica.

La Antología crítica del cuento hispanoamericano del siglo XX ofrece precisamente eso. La selección propuesta por José Miguel Oviedo no es una antología de los grandes cuentistas del siglo, sino de los relatos que mejor muestran la diversidad del género. No faltan aquí ni narradores insignes ni sus obras más famosas, como El Aleph y Funes el memorioso, de Borges, o No oyes ladrar los perros, de Juan Rulfo. Pueden encontrarse además joyas menos conocidas como Pequeños propietarios, de Roberto Arlt.

Alianza está reeditando también toda la obra cuentística de Hermann Hesse. Dentro de la Biblioteca de Autor dedicada al premio Nobel de 1946 han aparecido ya cuatro volúmenes que recogen sus relatos.

La ficción científica también es un género indicado para el verano. Quien ya conozca dos obras fundamentales de Ray Bradbury -Farenheit 451 y Crónicas Marcianas- puede descubrir nuevas historias inquietantes, como El que espera, en la recopilación de Las maquinarias de la alegría.

De Arthur C. Clarke, autor de 2001. Una Odisea del espacio, se han recuperado Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco, 15 historias contadas de viva voz en la tertulia literaria de un pub londinense. Quemando cromo, de William Gibson, narrador consagrado por el movimiento ciberpunk, reúne sus primeros relatos. Entre ellos se encuentra el angustiante Johnny Mnemónico, que sirvió de origen a la película del mismo nombre protagonizada por Keanu Reeves.

Quien disfrute más con la fantasía pre-científica encontrará una estupenda historia en El Horla, relato de Guy de Maupassant publicado por Cátedra en la recopilación El Horla y otros cuentos. Del mismo autor, Debolsillo ha sacado una nueva edición de uno de sus cuentos imprescindibles, Bola de sebo. Hay pues muy buena literatura en oferta ante la que no cabe la excusa de que 'no encuentro tiempo'.