Necesario, pero insuficiente
Populares y socialistas revisaron su acuerdo inicial sobre el estatuto de los ex presidentes de la Generalitat que ofrecía a éstos la posibilidad de percibir un sueldo vitalicio en su condición de miembros del Consejo Jurídico Consultivo (CJC). Los cambios introducidos a última hora afectan más a la forma que al fondo. PP y PSPV han sustituido el adjetivo 'vitalicio', al que atribuyen toda la contestación social, por una fórmula que permite a los ex presidentes pertenecer -y cobrar- al CJC durante quince años consecutivos. Dicho sea de otra manera: no cobrarán 'de por vida', pero sí podrán hacerlo a lo largo de su vida laboral. La modificación, con ser necesaria, no es suficiente. De hecho, el periodo en que pueden percibir un sueldo, si lo desean, es mayor del que el Estado otorga a los ex presidentes de Gobierno de España. El aplazamiento de la decisión final al próximo periodo de sesiones permite afinar aún más el acuerdo. Máxime ahora que nadie discute los aspectos protocolarios, medios y seguridad inherentes a los ex presidentes que nunca debieron ser objeto de debate demagógico.
Los máximos representantes del PP y del PSPV, de otra parte, deben actuar en el futuro con extrema cautela en esta cuestión. El anuncio de la renuncia de Eduardo Zaplana a cobrar en el futuro por ser miembro del CJC, con ser estimable, deja a Joan Lerma en una posición desairada por su respetable, aunque incomprensible, silencio. Un mutismo que favorece poco al ex presidente, aunque sus antecedentes personales (fue el único ministro que no quiso cobrar la indemnización que le correspondía cuando dejó el cargo) presupongan que también renunciará al salario cuando en el futuro se integre en el CJC.
Por lo demás, ayer fue un día duro para el grupo parlamentario socialista. A su pesar, votaron el acuerdo sobre los ex presidentes y, más a su pesar, tuvieron que apoyar la candidatura de Fernando Vizcaíno Casas para el Consell Valencià de Cultura, a sabiendas de que, menos bonito, les ha llamado de todo en esta vida. Y a sabiendas de que el PP había vetado a Matilde Salvador y al obispo Sanus como candidatos de consenso. El trágala de Zaplana a Pla es de los que hacen historia.
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