Los hijos del guardia civil que mató a su ex mujer en Córdoba sufren secuelas psicológicas
El psicólogo propuso al niño, de siete años, que hiciese un dibujo contando 'qué es una familia'. El niño pintó a su madre tirada en el suelo, con un borrón rojo alrededor; a su padre de pie, con el brazo extendido y un arma en la mano, y con un tachón encima. Él y su hermano aparecían en un rincón. Este dibujo circuló ayer por la Sala II de la Audiencia de Córdoba, donde se juzga a Juan Julio G. J., un guardia civil de 37 años que ya ha reconocido haber matado a su ex mujer, Antonia S. M., dándole seis tiros en plena calle, delante de sus hijos, de 6 y 11 años, en mayo de 2001.
Los miembros del jurado (ocho mujeres y un hombre) examinaron el dibujo. Cuando la hoja llegó a manos del abogado defensor, el acusado se removió en su asiento, estiró el cuello y se esforzó en ver lo que había pintado su hijo pequeño; lo miró, bajó la cabeza, cerró los ojos. Ése fue el único gesto que hizo durante las cuatro horas que duró la vista de ayer. El resto del tiempo permaneció quieto, inexpresivo. Mientras los psiquiatras expresaban su convicción de que el procesado no sufría ningún trastorno mental y le declaraban dueño de sus actos, y el psicólogo contaba el 'hondo traumatismo' que han sufrido los dos niños, que ahora viven con sus abuelos. Una tía de los menores contaba que Juan Julio ha pasado a ser, para sus hijos, 'el hombre', y que nunca hablan de él si pueden evitarlo. Los niños sufren pesadillas, ansiedad, pensamientos recurrentes, trastornos digestivos; duermen mal y su rendimiento escolar ha bajado. Presentan 'comportamientos desestructurados' y tienen 'una visión desoladora del futuro', según el psicólogo.
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