Violar es hacer la guerra
Las mujeres de Numancia, de Sagunto, de millones de ciudades en la historia, echaban a la hoguera a sus hijos, y luego ellas mismas, para salvarse de la violación, tortura y asesinato. Es así la guerra, y el coronel ruso Yuri Budánov entró en una casa en Chechenia y cogió a una chica de 18; la violó, la mató y mandó a sus soldados que se la llevaran. Un acto heroico: defendió a sus hombres de una francotiradora. Ahora puede ser fusilado, si conviene. Pero veo votando un país a favor de aquel acto, aunque sea indirectamente: Estados Unidos quiere la inmunidad para sus soldados en la misión de la ONU en Bosnia: no la obtiene, y decide su retirada: no tolerará que un tribunal de crímenes de guerra los juzgue. Violen lo que violen, y tienen una amplia tradición en Corea y en Vietnam. Hacen bien: es un país partidario de la guerra, que acaba de declarar una infinita, y sabe que la guerra es eso.
Hoy se abre una fosa en el Bierzo, y van a encontrar a 2.000 republicanos asesinados por éstos. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ya ha devuelto algunos cadáveres; almacena y traslada a la ONU más de mil peticiones sobre fosas comunes franquistas. La estrategia y la táctica que unía a Franco con sus generales africanos era el exterminio; y la había aprendido de Hitler, autor de la 'solución final' para el 'problema judío'. No les salió enteramente mal. ¿Dónde están los rojos de antaño? Y ¿dónde los judíos de antaño? Muchos están buscando la solución final del problema palestino. Y Kissinger, dando conferencias a un par de millones de dólares, después de haber intentado la solución final en Vietnam o Chile. Y veo que con éxito: allá está Pinochet, admirado por los militares que le ayudaron. Y allá está Argentina, asesinada por sus exterminadores. Es lógico: la guerra se hace con odio, y no hay tribunales para el odio. Los hay desvergonzados y cómplices que quieren condenar a Milosevic en la época de Sharon. Aquí se llamaron Consejos de Guerra Sumarísimos de Urgencia, por militares de carrera, y ayudaron al exterminio. No quisiera que, al tiempo que los asesinados, se descubra quiénes fueron sus asesinos (se sabe) y se les quisiera juzgar: nos exterminarían.
Démosles la mano todos los días, y nuestro dinero en sus cuentas, o las de sus herederos. Si no, terminarán su exterminio, que se les quedó a medias. Aún están ganando.
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