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Un reportaje de Tele 5 retrata la vida cotidiana de tres discapacitados

'Contra viento y marea' se emite esta noche

La nueva campaña solidaria de Tele 5 aboga por la integración de los discapacitados físicos y sensoriales. La cadena privada retrata esta noche (0.35) la situación y las dificultades de los minusválidos en España en el reportaje Contra viento y marea a través de tres testimonios 'llenos de coraje, lucha y optimismo', en palabras de Juan Pedro Valentín, responsable de los servicios informativos.

Gustavo tiene 34 años. Era un tipo intrépido, amante de los deportes de riesgo: rappel, descensos de cañones, saltos de esquí... Sin embargo, desde hace 13 años, la única actividad arriesgada que practica es el ping-pong. Un accidente mientras esquiaba le condenó a permanecer en una silla de ruedas. Ésta es una de las tres historias que cuenta Contra viento y marea, un reportaje de 40 minutos realizado por David Jiménez. Durante un mes, un equipo ha acompañado a una pareja sorda, un tetrapléjico y un ciego para comprobar cómo la vida cotidiana se complica debido a la multitud de escollos arquitectónicos, 'aunque las miradas de lástima les molestan todavía más', aseguró ayer Jiménez durante la presentación del trabajo.

Contra viento y marea se enmarca dentro de la iniciativa solidaria 12 meses, 12 causas, que lleva ya tres años en antena, tal como recordó Valentín. 'Uno de los pilares de Tele 5 es su compromiso con la sociedad, y estos reportajes son pequeñas islas dentro de otro tipo de formatos', subrayó.

Otro de los testimonios narra la vida de Fede. Ha cumplido 28 años. Hace siete se quedó ciego a causa de una diabetes. Desde entonces, Pam, su perro lazarillo, le acompaña siempre. 'Me gustaría que los alcaldes de muchas ciudades fueran minusválidos'. Con estas palabras muestra su malestar ante las barreras. Pero no quiere compasión. Es licenciado en dirección y administración de empresas, tiene dos másters y habla inglés perfectamente. Está en paro.

'En el reportaje hay pocas lágrimas y mucho sentido del humor. Además, todos hablan sin tapujos para que la sociedad tenga un conocimiento real de su discapacidad', añadió Jiménez. Dora protagoniza la última historia. Su caso es especial. Ella y su marido son sordos, y sus tres hijos, oyentes. Dora da clases de signos en un colegio bilingüe y se emociona al ver cómo los niños sordos tienen ahora más posibilidades de relacionarse.

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