Paseando con don Antonio
Saltos de agua y pinares jalonan un antiguo camino de montañeros recuperado en el valle de la Fuenfría
Evocar a don Antonio Victory Rojas (1890-1972) es recordar las fotos un tanto irrisorias de aquellos montañeros de bigotito fino, crencha engominada, camisa blanca abotonada hasta el gollete, chaqueta oscura y sombrero de gángster, que uno duda si estaban explorando la Pedriza o deshaciéndose de un cadáver. Pero también es evocar al hombre que, así de incómodo y más, con una cuerda de cáñamo atada a la cintura, trepó por las llambrias pedriceras para ser el primero en acariciar el cuello del Pájaro y que, ya en Gredos, estrenó las cimas del Ameal de Pablo, del Gran Galayo y de la Punta de Don Servando. Todo ello, entre 1914 y 1916.
Por aquellas mismas calendas, en octubre de 1914, este 'montañero entusiasta y decidido', como lo definía una revista de la época, ingresa en la recién creada sociedad Peñalara, de la que luego será su presidente más brillante (1921-1952) y en la que realizará una labor que trasciende lo montañero y lo madrileño, pues a él se deben iniciativas como la protección de la Pedriza, Peñalara y el pinar de la Acebeda -declarados sitios naturales de interés nacional en 1930-; la construcción de fuentes como la de los Geólogos (1932) y la apertura de refugios en todos los macizos españoles, como el que desde 1949 lleva su gracia al pie de los Galayos.
A este montañero se debe la protección de la Pedriza, Peñalara y el pinar de la Acebeda
Otra cosa que lleva su nombre es la senda Victory, que une dos parajes tan amenos del valle de la Fuenfría como la Ducha de los Alemanes y Navarrulaque, evitándole al caminante el sol, el polvo y las bicis de la carretera de la República. Pero, a diferencia de otras viejas sendas abiertas en la zona por peñalaros -camino Schmid, senda Herreros...-, ésta ha estado en un tris de perderse: no figuraba en ningún mapa, ni nadie se había preocupado de señalizarla, y ya es raro, con lo aficionados que son en este valle. Tan aficionados como que, no hace ni un año, el Centro de Educación Ambiental Valle de la Fuenfría decidió recuperarla marcandándola con círculos de pintura morada. Ahora hay que estar ciego para no verla.
Para recuperar el sabor de la sierra que holló don Antonio, vamos a dejar el coche en el aparcamiento de Majavilán, en las Dehesas de Cercedilla, y a ganar suavemente altura por el fondo de valle siguiendo el asfalto hasta su final y luego el empedrado de la calzada romana.
En media hora, a lo sumo, desembocaremos en la pista forestal conocida como carretera de la República. Muy cerca, a la izquierda, se alza el albergue de la Fuenfría o chalé Peñalara, que fue erigido por esta sociedad en 1917, devorado por el fuego en 1957, reconstruido tres años más tarde y condenado desde 1996 a un abandono muy romántico, pero inexplicable.
Subiendo diez minutos por la carretera de la República, nos plantaremos junto al arroyo de la Navazuela. Aquí aparece, pintada sobre un pino ribereño, la primera señal de la senda Victory, la cual invita a remontar el regato hasta arribar en otro tanto a la Ducha de los Alemanes, salto de agua de un par de metros donde los amigos de don Antonio -varios de ellos, de origen germano- hacían sus abluciones. Antes de que llegaran los montañeros, se le decía el Chorro del Árbol Viejo, por el anciano tejo que vegeta a su húmeda vera.
A la altura de esta higiénica e histórica cascada, la senda vira a la diestra e inicia una gloriosa ascensión en zigzag entre esbeltos pinos albares y roquedos asomados como balcones a lo más profundo del valle; así, hasta llegar a un punto -hora y cuarto desde el inicio- en que se allana e incluso baja con suavidad hasta Navarrulaque.
Navarrulaque es una preciosa pradera alpina que todo el mundo se ha empeñado en llenar de letreros y monumentos, como si fuera la plaza Mayor de Cercedilla. La última adquisición son varios corros de álamos, plantados según parece para hacer sombra a los pinos. Viendo lo cual, en verdad que es para fecilitarse que se hayan limitado a marcar la senda Victory con círculos morados en vez de con macetones en forma de gnomo reventones de geranios.
Información y mapas gratuitos
- Dónde. Las Dehesas de Cercedilla distan 57 kilómetros de la ciudad de Madrid. Se va por la carretera de A Coruña (A-6) y la antigua N-VI hasta Guadarrama, para subir por la M-622 hasta la estación de Cercedilla y seguir otros cuatro kilómetros por la M-966 hasta el aparcamiento de Majavilán. A Cercedilla hay trenes de Cercanías (teléfono 902 240202) y autobuses de Larrea (teléfono 91 5304800). - Cuándo. Paseíto de unas tres horas de duración -ocho kilómetros, ida y vuelta por el mismo camino-, con un desnivel acumulado de 250 metros y una dificultad muy baja, recomendable en cualquier época del año y para personas de toda edad y condición física. - Quién. El personal del Centro de Educación Ambiental Valle de la Fuenfría (carretera de las Dehesas, kilómetro 2; teléfono 91 852 22 13) ofrece gratuitamente mapas del valle y guías que incluyen croquis de la senda Victory. Nos informarán también de las muchas opciones que hay para regresar desde Navarrulaque al punto de partida de la ruta propuesta. El centro permanece abierto todos los días entre las diez de la mañana y las seis de la tarde. - Y qué más. Cartografía recomendada: hoja 18-20 (Cercedilla) del Servicio Geográfico del Ejército, o la 508 del Instituto Geográfico Nacional; mapa excursionista Sierra de Guadarrama, de La Tienda Verde.
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