Documenta reduce la representación del arte electrónico a sólo tres proyectos

Un centenar de artistas forman el cartel de Documenta 11, cita obligada del arte contemporáneo internacional que se celebra cada cinco años en la ciudad alemana de Kassel. Del centenar de artistas, sólo tres se dedican al arte digital.

A diferencia de Catherine David, inolvidable comisaria de Documenta X, Okwui Enwezor, curator nigeriano afincado en Nueva York y director de la edición actual, nunca ha ocultado su escepticismo sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el arte. Sin embargo ¿cómo hubiese podido excluir el arte vinculado a los nuevos medios digitales, cuando su objetivo era 'reflejar la enorme complejidad del mundo actual'?

En los últimos cinco años la evolución del arte digital ha sido imparable. Los trabajos seleccionados en 1997 por Catherine David simbolizaban la entronización del arte electrónico en los salones de una institución como Documenta.

Los tres proyectos electrónicos (el número no debe sorprender, también hay sólo dos artistas españoles) presentados por Enwezor demuestran que el proceso de normalización va por buen camino y que el arte digital ya ha recortado su lugar entre las demás expresiones del arte actual.

Los tres artistas elegidos resultan emblemáticos de las tendencias que están marcando el desarrollo del arte en red: la reelaboración estética y conceptual de los videojuegos en la obra del artista chino Feng Mengbo, la relación entre el mundo real y el virtual en el proyecto del colectivo de Singapur Tsunamii.net y esta misma relación ampliada a la dimensión acústica en las arquitecturas interactivas de Asymptote, formado por la canadiense Lise Anne Couture y el egipcio Hani Rashid.

Tras intervenir en videojuegos célebres como Doom, convertir al Mario de Nintendo en Mao y obligarle a luchar contra los enemigos para conseguir la preciada cola, Mengbo emplea el motor del hiperviolento Q3A (Quake III Arena) para crear su Q4U, en el que todos los combatientes han sido reemplazados por versiones animadas de la imagen del artista armado de fusil y cámara. Todos son Mengbo y los internautas, que pueden participar a través de sus ordenadores como desde la instalación de Documenta, no pueden saber si están jugando contra otro usuario o contra el propio artista.

Tsumanii.net, que se centra en la relación entre el mundo real y el virtual a través de los instrumentos tecnológicos, ha concebido un programa denominado Webwalker, cuyo cometido es convertir en una navegación por Internet la caminata de dos miembros del grupo entre Kassel y Kiev. El proyecto Alpha 3.4 se presenta, con pantallas en el suelo, documentado por diversos medios gráficos, desde el vídeo hasta la ruta marcada por GPS.

La pareja de Asymptote, que está trabajando en el Guggenheim Virtual (una nueva sede del museo en el ciberespacio completamente autónoma de las demás), presenta la tercera de sus arquitecturas virtuales.

FluxSpace 3.0/Mscapes lee los mapas digitales de las ciudades con un programa que atribuye tonos acústicos distintos a sus ondulaciones geográficas. Rodeado por las proyecciones de datos, el público percibe los sonidos de las ciudades y nota cómo Nueva York zumba mientras Tokio gorgojea.