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Mundial 2002 | Cuartos de final: Senegal-Turquía

África sigue esperando

Los tambores de los aficionados senegaleses no dejaron de tocar a lo largo de todo el partido, pero la verdad es que sus jugadores dejaron de bailar hacia la mitad del primer tiempo, asfixiados por la superior presión, organización y garra de la selección turca.

Los leones de Senegal no lograron superar, pues, la marca de los leones de Camerún en el torneo de Italia 90, en el que se convirtieron en la primera selección africana en llegar a los cuartos de final de un Mundial y estuvieron en un tris, a costa de Inglaterra, de alcanzar las semifinales.

La idea generalizada, entonces, fue que África estaba a punto de explotar, de conquistar el planeta, con el extraordinario talento natural de sus jugadores. Seguimos esperando.

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Senegal asombró y deleitó con la musculosa plasticidad de su juego, con sus maravillosos goles, con su merecido triunfo sobre el campeón, Francia. El Hadji Diouf y Henry Camara no son nombres que puedan caer en el olvido de un campeonato al que le han entregado buena parte de sus momentos más brillantes.

Más fácil de olvidar serán las otras selecciones africanas que compitieron en Corea y Japón. La dura realidad es que el fútbol africano sigue lejos de imponerse entre los grandes del fútbol internacional, incluso en un Mundial tan sorprendemente democrático como el primero que se lleva a cabo en el Lejano Oriente. Ninguno de los otros cuatro países, Túnez, Nigeria, Suráfrica y Camerún, lograron pasar siquiera a la segunda fase.

Camerún, el campeón de África, prometió mucho, pero decepcionó, en parte por la lamentable falta de deseos de ganar que demostró en el malhumorado partido que perdió (2-0) contra Alemania. Nigeria, siempre tan fuerte y potente, quedó la última en el grupo de la muerte sin dar mayores señales de vida. Túnez no ofreció ninguna resistencia en el de Japón y Suráfrica casi se clasifica en el de España, pero no contó con la garra de Paraguay.

Se suele hablar de que los africanos son buenos jugadores, con una tremenda habilidad, pero que les falta organización y profesionalismo. Eso lo van adquiriendo muchos de ellos en las Ligas europeas. El problema sigue siendo que, aunque cada selección tiene dos o tres de gran calidad, también cuenta con otros tantos que no están al primer nivel. Esa circunstancia crea al final equipos descompensados.

Habrá que seguir teniendo paciencia. Con tiempo, una selección africana ganará un Mundial. Quizás, como se deriva de la experiencia surcoreana, cuando se dispute el primero en sus tierras.

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