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ONCE MUERTOS EN ACCIDENTES

Una avioneta aterriza en la autopista de Sabadell sin causar heridos graves

'La autopista iba llena, fuimos buscando un hueco hasta poder aterrizar y luego salimos de la avioneta tan rápidamente como pudimos'. El primer vuelo en avioneta de Nemesio García, de 36 años y periodista del Diario de Sabadell, no duró ni un minuto. Tenía que ser 'un paseíllo', explica. Se trataba de ir a los Pirineos, sobrevolar las cimas de las cordilleras y regresar siguiendo la línea de la costa.

Pero el trayecto fue muy breve. La avioneta salió del aeropuerto hacia las diez de la mañana, pero en ningún momento alcanzó altura. No había recorrido ni 1.000 metros, cuando golpeó el techo de un Fiat I que iba en dirección a Barcelona. Los dos jóvenes ocupantes, un hombre y una mujer, de 25 y 21 años, respectivamente, sufrieron algunas contusiones. Después el piloto buscó un lugar donde aterrizar al otro lado de la autopista, en la vía que va en dirección a Terrassa. Pasó por debajo de los carteles de la autopista, de unos cinco metros de altura, y chocó contra uno de los postes, momento en que perdió una de las alas. Acabó aterrizando a escasos metros.

García iba en el asiento de atrás y tuvo suerte, tan sólo se hizo algunos rasguños. A su cuñado, Jordi Company, de 42 años, tuvieron que darle unos puntos de sutura en la frente. Quien se llevó la peor parte en el accidente fue el piloto, Joaquim Ribalta, de 54 años, a quien trasladaron al centro hospitalario Parc Taulí en helicóptero. Se rompió el brazo y tuvo que pasar por el quirófano. Nemesio explica: 'Casi no me enteré de nada'. Cuando finalmente paró el avión, los tres ocupantes se apresuraron a salir de él. 'Pasé como pude por encima de Quim y Jordi, y abrí la puerta de una patada', explica García. Después de él salió su cuñado y luego tuvo que sacar al piloto. Hubo momentos de pánico, con las ropas impregnadas de queroseno; los tres, que estaban conscientes, temían quemarse vivos. El aparato en el que viajaba García es 'un utilitario', una avioneta para 'hacer turismo', como la describen algunos mecánicos que ayer analizaban los restos.

Cuando uno conduce por esta autopista no es nada extraño que las avionetas le sobrevuelen porque acaban de despegar o van a aterrizar en el aeropuerto de Sabadell, que se encuentra a escasos metros.

No es la primera vez que, ante una emergencia, un avión acaba realizando un aterrizaje forzoso en la C-58. La última fue en septiembre del año pasado y el final fue mucho más trágico, pues el piloto murió carbonizado. La avioneta aterrizó a pocos metros de donde ayer lo hizo Ribalta, justo al lado de Alcampo, una gran superficie comercial por la que un sábado pueden llegar a pasar más de 10.000 personas. El alcalde de Sant Quirze, Sebastià Ruiz, explicó que el accidente podía deberse al 'calor, la falta de brisa y el peso'. Fuentes del aeroclub de Sabadell, propietario de la avioneta, apuntan la causa de un fallo humano.

Causas poco claras

Un testigo de lo ocurrido afirmaba que el motor estaba parado poco antes del accidente. Pero algunos mecánicos, que se encontraban en el lugar del accidente, cuestionaban esta versión. Las causas aún no están claras, pero el accidente ha acabado con la paciencia del alcalde de Sant Quirze. Ruiz no puede disimular su indignación. 'Voy a enviar una carta al ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, diciéndole que es el responsable exclusivo de lo que pasa aquí', continúa el indignado alcalde. 'Somos conscientes de que el aeropuerto no se quitará, pero ya estamos hartos de que se repitan los accidentes', añade. Ruiz no puede disimular su enojo. El Ayuntamiento de Sant Quirze ya presentó un contencioso contra el plan director del aeropuerto y ahora va a personarse junto a la familia del piloto muerto el pasado septiembre, en una querella criminal contra la empresa propietaria de la avioneta.

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