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Un grupo israelí intenta parar las demoliciones de casas palestinas

Jorge Marirrodriga

'Las acciones militares desencadenadas en los últimos meses por Israel contra las poblaciones palestinas están ocultando una política de ocupación mucho menos espectacular pero más efectiva que el mero despliegue de carros de combate. Los derribos masivos y programados de viviendas palestinas'. Quien así se expresa no es un activista palestino o un observador internacional, sino un ciudadano israelí, Jeff Halper, coordinador del Comité Israelí contra la Demolición de Casas Palestinas. Se trata de un grupo de israelíes que cada vez que tienen conocimiento de que se está produciendo la demolición de una vivienda palestina acuden a ponerse delante de las excavadoras para evitar el derribo. Para ellos es el bulldozer, y no el tanque, el arma más poderosa de la ocupación israelí de Cisjordania.

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Harper asegura que durante la segunda Intifada todas las viviendas palestinas demolidas por el Ejército lo han sido oficialmente bajo la excusa de la seguridad durante la acción militar. 'Pero esto no es cierto. Los militares han llegado a las poblaciones palestinas con una lista de casas que había que tirar abajo, y luego han camuflado el hecho en las cifras totales de cada ataque', explica. Según el Comité Israelí contra las Demoliciones, desde que Israel ocupó Cisjordania durante la Guerra de los Seis Días en 1967 ha derribado casi 10.000 viviendas de palestinos. Sólo en 2001 se han tirado abajo en Jerusalén Este 700 viviendas. 'Es una política muy cruel. No estamos hablando de casas de gente acusada de algún delito, sino de personas normales y corrientes', subraya Harper.

'Nos ponemos delante'

El Comité trabaja estrechamente con organizaciones humanitarias palestinas. 'Claro que somos nosotros los que nos ponemos delante del bulldozer. Al fin y al cabo, a mí sólo me pueden detener, pero a un palestino le pueden disparar', señala el coordinador del grupo, quien ha sido detenido en varias ocasiones. En la sociedad israelí no sólo hay oposición a la política de demoliciones por parte de los sectores laicos. También hay un grupo de religiosos judíos, Rabinos para los Derechos Humanos, que se interponen entre las viviendas palestinas y las excavadoras israelíes.

'El problema es que los israelíes nos vemos a nosotros mismos como víctimas y esto es muy importante para comprender lo que ocurre. Tenemos el Ejército más poderoso de la zona. Somos la quinta potencia nuclear del mundo y sin embargo nosotros somos las víctimas de lo que ha pasado en Yenín', opina Harper. '¿Sabe la razón de fondo para bloquear una comisión de investigación sobre Yenín? Que el Gobierno tendría que explicar a los ciudadanos que ya no somos las víctimas, mientras que ahora no es así'.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.
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