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Crónica:FERIA DE ALICANTE | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Corrida de tres y tres

La corrida se vino a menos en cuanto fueron apareciendo los remiendos de Aldeanueva, ganadería no anunciada pero que completó el lote al ser rechazados tres titulares. Tenían fachada esos tres toros de Aldeanueva, mas sólo eso: estampa. El primer pinchazo de la tarde lo sufrió El Juli en el tercero, el primer aldeanueva que saltó al ruedo. Toro con 588 kilos que acabó pagando tan pesada carga. El Juli, que había estado variado con el capote, sobrio y seguro en banderillas, tuvo que insistir muy de cerca para provocar a un toro que se apagaba por momentos. La faena de El Juli también acabó difuminada.

Devuelto el feo toraco que hizo cuarto, el sobrero también fue de Aldeanueva. Ese toro duró un suspiro más, que aprovechó Finito para estar fácil, estético, pero tomándose excesivas ventajas. El tercer aldeanueva fue el quinto de la tarde y aquí el festejo tocó fondo. Tan inválido fue ese toro que el amable público alicantino obligó a Eugenio de Mora a terminar cuanto antes con el lastimoso animal.

El Torreón, Aldeanueva / Finito, De Mora, El Juli

Tres toros de El Torreón y otros tres de Aldeanueva, 3º, 4º (sobrero) y 5º. Desiguales de presentación y nobles. Finito de Córdoba: oreja y saludos. Eugenio de Mora: aviso y oreja; silencio. El Juli: saludos y oreja. Plaza de Alicante, 21 de junio. 5ª de abono. Lleno.

La corrida tuvo otro cariz con los tres toros de El Torreón, aunque primero y segundo superaron en condiciones de bondad y recorrido al impresentable que saltó en sexto lugar. El que abrió plaza permitió a Finito montar una faena industrializada sobre la mano derecha. Labor presidida por una intachable estética, pero siempre con la pierna contraria escondida. Sólo regaló una serie corta al natural, también más estética que profunda.

Mal picado el segundo, llegó a la muleta muy dócil. Toro de escasa transmisión y gran bondad que permitió a Eugenio de Mora meterse en una labor correcta, pulcra, pero que pecó de cierta frialdad.

El feo toro de El Torreón que cerró plaza apenas tenía pitones: totalmente inofensivo de cara. Mansote en varas, El Juli echó de arrestos ante un toro que no acababa el viaje. Faena de coraje, de raza, que el público volvió a agradecer.

Los nobles toros de El Torreón apenas fueron castigados en varas, pues sus muy medidas fuerzas no permitían excesos. No obstante esa flojedad, el que abrió plaza tuvo arrestos para derribar en la única vara que tomó. El más estiloso en el primer tercio fue el sobrero, que hizo cuarto, que también tomó un único puyazo.

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