La Policía Local de Las Rozas carga contra unos comerciantes
Los tenderos protestaban por unas obras que dañan sus negocios
'¡Fascistas! ¡Que vengan los geos también!', gritaban indignados ayer un centenar de vecinos y comerciantes de Las Rozas que se encontraron con las porras de la Policía Local cuando intentaron entrar en el Ayuntamiento. Los manifestantes se habían reunido frente a la Casa Consistorial para recordar al alcalde, Bonifacio de Santiago, del PP, la caída en picado de sus ventas a causa de unas obras.
Los trabajos para llevar a cabo un túnel que atravesará la calle Real, principal arteria de la localidad, comenzaron a principios del pasado marzo. Los comerciantes vieron cómo esas obras perjudicaban a sus negocios. Y decidieron manifestarse ayer en la Casa de la Villa. Los ánimos se fueron calentando y los concentrados decidieron encaminarse al despacho del alcalde, al entender que éste 'no iba a dar la cara' frente a sus protestas.
Pero el primer tramo de escaleras del Ayuntamiento, habitualmente abierto al público, se transformó en una barrera insalvable. Los comerciantes se toparon con cinco policías municipales que, con sus porras reglamentarias en ristre, la emprendieron a empujones, golpes y puñetazos con todo el que intentaba traspasar el cordón.
A raíz del fuerte encontronazo vecinal, De Santiago recibió a los portavoces de los comerciantes. Éstos le entregaron el manifiesto, sin conseguir entablar una conversación con él. 'Nos ha dicho que primero quiere leer el documento', explicó Juan José Araque, uno de los portavoces de la plataforma de comerciantes, a los otros tenderos que ya habían desalojado el Consistorio.
Guardias civiles
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad habían tomado la plaza del Ayuntamiento. Quince guardias civiles se apostaron a las puertas del Consistorio y alrededor de la plaza, mientras un helicóptero del mismo cuerpo sobrevoló durante unos minutos el lugar. 'Nunca una manifestación tan pequeña había congregado a tan elevado número de policías', comentaba con sorna uno de los comerciantes.
El túnel estará listo, según las previsiones de los técnicos municipales, dentro de dos años, y costará 11,9 millones de euros. Entonces, la calle Real será peatonal y los vehículos se desplazarán bajo tierra.
'Hasta ahí, todo bien', afirma un afectado. Sin embargo, los 70 comercios de la zona -que cuentan con 204 empleados- han comprobado cómo sus ventas han caído en picado -entre un 40% y un 60%- desde que las excavadoras invadieron la calle. 'Vaya que si noto las obras', respondía indignada una quiosquera de prensa. 'La mitad, mire usted. Vendo la mitad. Que me diga el alcalde cómo sobrevivo', espetaba Manuela. Y las mismas palabras se oían en boca del pescadero, del joyero, de la mercera...
Los comerciantes sostienen que llevan meses de conversaciones con el alcalde. Pero su paciencia ha llegado al límite. 'Todo son promesas incumplidas. El alcalde dijo que no nos iba a cobrar impuestos y ya he recibido el Impuesto de Bienes Inmuebles ', señala una de las afectadas. De Santiago aseguró a los comerciantes, antes de iniciar el túnel, que no iba a consentir que se cerraran tiendas debido a las obras.
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