La huelga en TVE
La Primera empezó la jornada como siempre: empalmando informativos del Canal 24 Horas con el Telediario. Eran las 7.00 y Televisión Española llevaba un rato insinuando que la huelga estaba fracasando. En el lado opuesto, UGT y Comisiones Obreras decían justo lo contrario. Ambos sectores protagonizaron un baile de cifras digno de El precio justo y se dedicaron a minimizar o exagerar el conflicto en función de sus intereses.
Para ilustrar tanta subjetividad, sacaron comunicados oficiales, imágenes de un incendio en un matorral o excesos de los piquetes más radicales y dieron una visión bastante sesgada de una jornada con más matices de los que vimos. Para rematar la faena, se insistió en retazos de la entrevista a Rodrigo Rato en El tercer grado del miércoles en La 2 y de Aznar riñendo a Zapatero y se recurrió al viejo truco, muy usado en la época socialista, de poner en primer plano la portada del periódico que más te conviene.
A las 9.10, Daniel Barenboim en Los desayunos, un Avance informativo para que el ministro portavoz, Pío Cabanillas, pueda salir en pantalla y el par de culebrones de rigor. A las 12.00, otro Avance con valoraciones de Rato, Méndez, Fidalgo, Zapatero y Arenas confirmó que el bipartidismo informativo de la televisión pública ignora a parte de los contribuyentes que la financian.
Y luego, el toque de humor: emisión de Estoy hecho un chaval, con Paco Martínez Soria en plan costumbrismo desarrollista de 1976. La película sustituyó a Saber vivir y Así son las cosas y, antes de las noticias, pudimos saborear una lata caducada de Cruz y raya.com como aperitivo.
El Telediario de las 15.00 no fue más escandaloso que en otros días. Le dedicó casi tanto tiempo a la huelga como al Mundial, pese a que no se jugaba ningún partido. Los huelguistas estuvieron representados con sindicalistas, miembros de piquetes y manifestantes. El equipo rival, por Rato y Cabanillas. Éste último fue blanco de las iras de Caldera en el Congreso, donde deberían avisarles de que su mutuo afán de protagonismo contribuye a sembrar la abstención que recogerán en el futuro.
La tarde no cambió su monotemático tono: dos de los culebrones habituales, kilos de publicidad, la repetición de la gala Murcia, qué hermosa eres, donde destacó el tembleque de las rodillas de Las Ketchup, y, para la merienda, otro Avance informativo. En esta ocasión le tocó a Mariano Rajoy relativizar la euforia de las centrales con una intervención más mitinera que informativa.
El Telediario de la cena completó la discutible estrategia dando prioridad a los incidentes sobre las manifestaciones. Al final, para cerrar la jornada, el broche de oro: una película anunciada hasta la saciedad y con un título que, pese a lo que decía Televisión Española, inducía a pensar que incluso los traductores habían hecho huelga: Shakespeare in love.
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