La huelga fue masiva en Cataluña
Cientos de miles de trabajadores marchan por el paseo de Gràcia contra la reforma laboral del Gobierno del PP - El paro afecta a todos los sectores productivos - El consumo eléctrico cayó un 35% y el de gas un 37%
Una manifestación que llenó el paseo de Gràcia de Barcelona como en las grandes ocasiones culminó ayer por la tarde la jornada de huelga general, que en Cataluña afectó a todos los sectores productivos. Los sindicatos cifraron la asistencia a la manifestación en más de medio millón de personas, mientras que la Delegación del Gobierno la redujo a 15.000. La Guardia Urbana la cifró en 400.000. Los sindicatos preveían ya que el Gobierno tratara de minimizar el éxito de la huelga y, por eso, uno de los lemas más coreados en la manifestación era: '¡Y luego diréis que somos cinco o seis!'. No fue la única disparidad de cifras. El recuento de los sindicatos indicó que pararon 1,7 millones de trabajadores, el 85,9%, mientras la patronal dijo que era el 37%, el Gobierno catalán el 40%, y la Delegación del Gobierno el 19%. El Ejecutivo catalán consideró esta huelga general la segunda más seguida, tras la de 1988.
Las tiendas de las grandes superficies cerraron por la presencia de piquetes
Polígonos industriales desiertos, establecimientos con las persianas echadas, carreteras con apenas camiones. El alcance de la huelga general fue ayer en Cataluña más que notable. La prueba del nueve de la jornada fueron las manifestaciones. En las cuatro capitales catalanas se congregaron miles de ciudadanos. A los centenares de miles de Barcelona, hay que agregar 8.000 en Tarragona, 5.000 en Lleida y otros tantos en Girona, las mayores cifras de asistentes en los últimos 20 años.
La huelga de ayer fue la segunda mayor en importancia en la historia de la democracia. Los datos ofrecidos por la Administración catalana son elocuentes: el paro fue superior al de las movilizaciones de 1992 y 1994, pero inferior al de 1988. El consumo eléctrico cayó un 35% respecto al día anterior y el de gas descendió un 38,7%, según diversas fuentes.
Los trabajadores de Barcelona y su área metropolitana llenaron por la tarde el paseo de Gràcia, en una exhibión de fuerza de los sindicatos convocantes, Comisiones Obreras, UGT, USOC, CSC y, en comitiva aparte, la CGT. La céntrica avenida barcelonesa, en la que por la tarde no había ni un comercio abierto, se llenó aproximadamente como en ocasión de la manifestación contra el asesinato del ex ministro socialista Ernest Lluch por ETA, en noviembre de 2000. Entonces se dijo, para dar la idea de que se trataba de una manifestación de las más grandes, que había congregado a un millón de personas.
En los parlamentos que cerraron la multicolor manifestación el secretario general de UGT de Cataluña, Josep Maria Álvarez, instó al Gobierno a asumir el éxito de la huelga general y le acusó de 'mentiroso y sinvergüenza' por negar la evidencia, el cierre masivo de fábricas y centros de trabajo. Tanto Álvarez como Joan Coscubiela, secretario general de CC OO, agradecieron la actuación de los piquetes. Coscubiela dijo: 'El único piquete violento es el de la patronal, que utiliza la precariedad laboral para impedir que los trabajadores ejerzan sus derechos'.
Coscubiela arrancó los aplausos de los manifestantes al describir cómo el Gobierno ha sido incapaz de reaccionar ante la huelga general. 'Aznar dijo primero que no había motivos para la huelga; después dijo que no había ambiente para ella; hoy el Gobierno ha dicho que no ha existido huelga general, y mañana dirán que no hemos estado aquí'. Pero si el Gobierno niega la realidad, agregó, 'ha llegado la hora de que la realidad le niegue a él'.
Uno de los protagonistas de la manifestación fue el cómico Toni Albà, que interpretó una satírica imitación de Aznar, en la que, a fuerza de elevar el tono de voz y hablar en un supuesto alemán, le convirtió en un dictador.
En las intervenciones de Álvarez y Coscubiela quedó claro que los sindicatos no van a cejar en su rechazo a la política laboral adoptada por el Gobierno del PP. Álvarez advirtió que si el Gobierno no atiende las razones de los sindicatos 'la próxima será a escala europea'. Y Coscubiela resumió la situación indicando que la disyuntiva para los próximos meses o años es 'o negociación o conflicto'.
La manifestación -en la que participaron los líderes de los partidos de izquierda- discurrió pacíficamente, a pesar de que no faltaron las provocaciones, una de ellas efectuada por un grupo de trabajadores de Transportes de Barcelona, que no quería dejar pasar a la cabecera de la concentración, y otra por un grupo que había colgado una gran pancarta que acusaba a los sindicatos de 'vender a los trabajadores'.
En comitiva aparte se manifestó la CGT, que aseguró haber reunido unas 30.000 personas. En recorrido distinto, partiendo de plaza de la Universitat, la CNT congregó a varios cientos de manifestantes. Al concluir esta concentración se produjeron actos violentos -rotura de escaparates y cajeros automáticos- en la Via Laietana. Tras diversas cargas, la policía practicó 11 detenciones.
Barcelona presentaba ayer, pues, un aspecto de día festivo, aunque la circulación se fue incrementando a partir de las nueve de la mañana, hora en que la capital catalana se quedó sin los servicios mínimos del transporte público.
El seguimiento del paro fue muy amplio en las grandes empresas, como Seat y Nissan. La Zona Franca de Barcelona estaba desierta. Lo mismo ocurrió en los polígonos industriales de Girona y Tarragona, sobre todo en las empresas petroquímicas. La patronal Fomento del Trabajo Nacional situó el seguimiento del paro en la industria en el 60% y denunció 'la actuación de piquetes que han impedido el paso a los trabajadores en la mayoría de los polígonos industriales de Cataluña'. El transporte cumplió los servicios mínimos pactados entre los sindicatos y la Generalitat. En Barcelona sólo circularon el metro y el autobús al 25% entre las 6.00 y las 9.00 y entre las 17.00 y las 20.00.
El seguimiento de la huelga fue amplio en el centro de Barcelona, donde la mayor parte del comercio cerró sus puertas. Un fotógrafo de EL PAÍS fue agredido por un agente antidisturbios en Barcelona. Los policías controlaban los accesos al banco Santander Central Hispano, en el paseo de Gràcia, mientras los piquetes cerraban el paso a dos directivos. El incidente no derivó en enfrentamientos. Sin embargo, cuando el fotógrafo se acercó al lugar, uno de los policías lo golpeó en la rodilla.
En el comercio, la patronal del sector -Agrupament de Botiguers i Comerciants de Catalunya- cifró en el 98% el seguimiento del paro en la zona de Portal de l'Àngel, en el 94% en la Rambla de Catalunya y en el 90% en el paseo de Gràcia. En barrios periféricos, como Nou Barris, el cierre afectó al 95% de los establecimientos, según esta patronal.
Mercabarna permaneció inactivo durante gran parte del día. Lo mismo sucedió de forma intermitente en los centros La Maquinista, L'Illa y Les Glòries, en los que actuaron los piquetes informativos. El mercado de La Boqueria, en La Rambla, se sumó por primera vez a una convocatoria de esta naturaleza.
Al aspecto de día festivo contribuyó un casi lleno en las playas. Fueron muchas las personas que aprovecharon la jornada para ir no sólo a la Barceloneta o Poblenou, sino también a playas de Castelldefels o El Masnou, que presentaban aspecto semejante a un sábado.
Los partidos políticos catalanes siguieron el guión previsto y que vienen repitiendo en las últimas semanas. El PSC, ICV y ERC se pronunciaron a favor de la huelga, el PP en contra y CiU se mantuvo en equidistancia entre el Gobierno central y los sindicatos, aunque en honor a la verdad los nacionalistas se escoraron ayer ligeramente hacia la protesta.
Relaciones CiU-PP
Políticamente, el elemento más novedoso de la huelga consiste en saber si supondrá un punto de inflexión en las relaciones entre CiU y el Partido Popular. En la federación nacionalista muchos aguardan una señal para romper ese incómodo pacto con el PP, pero de momento parece imponerse la cautela. El secretario general adjunto de la federación, Pere Macias, negó a este diario que CiU vaya a cambiar su política, pero agregó que el PP parece querer agrandar distancias con iniciativas como la reforma de la ley municipal, la petición de investigar los contratos de Europraxis con la Generalitat y la descalificación del informe de la Sindicatura sobre el caso Pallerols. Macias subrayó, en declaraciones a Ona Catalana, el éxito de la huelga, que 'cobra pleno sentido' porque 'el estilo político agresivo que en los últimos meses sigue el PP no gusta a la gente'. Ese fue el estribillo repetido desde CiU, cuyo máximo dirigente, Jordi Pujol, en calidad de presidente de la Generalitat, no desarrolló ayer actividad alguna fuera del Palau de la Generalitat y dedicó toda la jornada a trabajar en su despacho.
El contraste lo puso el PP, que a través de su portavoz, Alicia Sánchez Camacho, subrayó 'el fracaso de la huelga general' .
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.