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LA CRÓNICA
Columna
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Italiano para principiantes

Es bien sabido que la mejor forma de aprender un idioma pasa por la denominada vía uterina. ¡Cuántas horas de inútil sufrimiento en las academias se ahorrarían si los alumnos se gastasen el dinero en viajar directamente al territorio en cuestión! Con el importe de la matrícula de un curso del Overbooking Center, por ejemplo, te pagas 15 días en París o Berlín, tres semanas en Praga o un mes y medio en Sofía. Por supuesto, no se trata de aprender ningún idioma durante las vacaciones, sino de cazar algún aborigen a fin de establecer relaciones íntimas que se prolonguen más allá de la estancia. El aprendizaje está asegurado siempre que uno sea lo bastante espabilado para disparar primero, claro, porque el riesgo es que sea el otro el que termine hablando tu idioma.

Se trata de montar una pequeña obra con estudiantes de primer curso de italiano para estimular el aprendizaje

En fin, como esta propuesta no está al alcance de todo el mundo (sobre todo de aquellos que tiene pareja estable), siempre queda el teatro. Simona Gonella es una liberada del Piccolo Teatro de Milán que lleva cinco años paseándose por el mundo al frente de una iniciativa del malogrado Giorgio Strehler, fundador de la compañía, que combina la escena con la didáctica de la lengua. Se trata de montar una pequeña obra con estudiantes de primer curso de italiano, es decir, poco más que balbuceantes en el idioma, como estímulo para asentar el interés por aprenderlo. Gonella ha recorrido en este tiempo una veintena de universidades europeas (además de la de Túnez, que le ha dejado un recuerdo imborrable), desde Oslo a Lisboa y de Copenhague a Varsovia. Aunque, eso sí, la más impactante fue la de Skodra, el norte de Albania: 'La bienvenida fueron unas ráfagas de Kaláshnikov en plena noche'. La última etapa de este peregrinaje educativo ha sido precisamente Girona, de cuya Facultad de Letras ha sacado a una decena de estudiantes para representar In viaggio verso il prossimo millennio, una selección de textos de Calvino salpicados de Dario Fo. Los esfuerzos de esos jóvenes por distinguir bes de uves o pronunciar correctamente las consonantes dobles resultarían casi enternecedores si no fuese porque el montaje se sostiene perfectamente por sí mismo, lo cual demuestra el enorme oficio que arrastra la directora: 'Lingüísticamente hablando, sin duda los más dotados son los polacos, que aprenden el italiano con una facilidad pasmosa. Eso sí, a la hora de expresarse en el escenario los latinos se llevan la palma, claro. Y los tunecinos... Bueno, allí es otra cosa. Los árabes entienden el teatro como una fiesta, pero una fiesta en sentido total, con una participación que va mucho más allá de la simple representación. Igual que los albaneses, que se mataban por el papel protagonista'. ¿Y en el otro extremo? 'Hombre, los franceses se comportan como... como franceses, pero los peores, al menos para mí, fueron los noruegos: son incapaces de expresar un sentimiento sin emborracharse antes'. Gonella, que por cierto ha presentado un texto suyo sobre Srebrenica en el último Festival de Sitges, ha observado, en cambio, un fenómeno común en todas partes: el mayor interés de las mujeres por participar en el proyecto. 'De hecho, ocurre lo mismo que en las escuelas de idiomas. Supongo que está relacionado con la atávica mentalidad de dejar lo lúdico para ellas y lo productivo para ellos, pero el caso es que en Ucrania y Croacia, por ejemplo, no trabajé más que con chicas'.

Las dos representaciones de In viaggio... se celebraron hace unos días en la sala La Planeta de Girona y en la Casa degli Italiani de Barcelona, y constituyeron el colofón del intensísimo programa de actividades del área de Filología Italiana de la Universidad de Girona. La dirige desde hace seis años el profesor Giovanni Albertocchi, referente clave en la italianística en Cataluña (estuvo 16 años en la Autónoma), y desde 2001, gracias a la llegada de otro profesor, el siciliano Nicolò Messina, ofrece también una licenciatura en Filología Románica (italiano y francés), que próximamente incorporará lectores de portugués y de rumano. Otras propuestas del área de italiano son las lecturas de Dante (un canto de la Divina comedia por sesión) y las llamadas Cites romàniques, que consisten en divulgar la obra de algún autor italiano a través de otro local (en el curso 2001-2002, por ejemplo, nada menos que Vázquez Montalbán, Comadira, Fonalleras y Carme Riera). Las Cites se extenderán en el próximo curso a toda el área latina, y ya tienen asegurada la participación de Muñoz Molina (que hablará de Primo Levi). Además, en colaboración con las otras dos universidades catalanes que ofrecen estudios de italiano (la Autónoma y la de Barcelona) editan Quaderns d'Italià, una revista de corte erudito que goza de mucho predicamento entre los especialistas.

De todas formas, el plato fuerte (y nunca mejor dicho) del departamento de Albertocchi es el convenio que acaba de firmar con la Escuela de Hostelería de Girona para ofrecer a partir de septiembre un curso de cocina con valor académico: tres créditos. Él quería titularlo Crèdits i calories, pero lo han dejado, por coherencia curricular, en Sabors romànics. El docente, el también siciliano Sandro Castro, ha preparado un viaje por la gastronomía de Italia en 10 sesiones que sin ninguna duda va a dejar pequeño el máximo de 25 plazas disponibles: petto d'anatra in crescione, buridda di seppie, tagliatelle al sugo di fagioli, triglie (el pescado preferido del comisario Montalbano) alla livornese, mozzarella in carrozza... ¿A que vienen ganas de aprender, si no por vía uterina, al menos estomacal?

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