Pánico en el vuelo de los turcos a Japón
Aparte de haber pensado que un avión en el que volaban se iba a estrellar; de haberse quedado sin comida, sin mujeres y sin seis jugadores, lesionados, y de estar peleados a muerte con la prensa de su país, la preparación de los turcos para el partido de hoy contra los japoneses va mejor que nunca.
Para Turquía, en su primer Mundial desde hace 48 años, no va a tener nada fácil jugar contra Japón, un equipo ordenado y veloz que juega en casa y cuenta con el apoyo de 126 millones de personas. Pero al menos no se mataron en su vuelo de anteayer desde Corea del Sur hasta Japón.
Según fuentes de la federación turca, hubo una terrible turbulencia y algunos de los jugadores sufrieron un susto mortal. El avión cayó abruptamente varios centenares de metros en dos ocasiones provocando el pánico. 'Pensaba que tenía que morir', dijo el presidente, Haluk Ulusoy, tras el aterrizaje en Sendai, el aeropuerto más cercano a Miyagi, donde se disputa el partido de hoy. El delantero Hasan Sas sufrió una crisis nerviosa y tuvo que recibir tratamiento médico antes de poder abandonar el aparato.
Los jugadores no han podido recurrir al consuelo de sus esposas, ya que el entrenador, Senol Günes, les prohibió viajar a Japón. Pero, en definitiva, ayer ya se había recuperado del susto y estaban todos tranquilos a pesar de que se les está acabando la comida que trajeron consigo. El domingo solicitaron el envío de una tonelada más desde su país. A no ser que piensen que se la podrán comer en 48 horas, se puede suponer que han calculado que van a ganar a Japón y permanecer en el torneo al menos hasta el sábado, en cuyo caso jugarían contra Senegal.
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