'Hay una coacción moral hacia quien es crítico con la reforma'
Publicado hace ocho meses en catalán, Crónica de un profesor en secundaria (Península en castellano), del escritor y profesor de lengua y literatura Toni Sala, ha levantado pasiones en la comunidad educativa de Cataluña. Un poco como sucedió con la película Hoy empieza todo, de Bertrand Tavernier, hay quien se siente absolutamente identificado con el paisaje que pinta este libro extremadamente crítico con los efectos de la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE) en los institutos. Efectos que, según el autor, se traducen en la primarización de la secundaria, la rebaja de los contenidos en favor de la evaluación de la actitud y el esfuerzo del alumno, la promoción automática de facto, la indisciplina galopante, el desánimo del profesorado y la dejación de las administraciones. Pero también hay quien acusa a Sala, nacido en 1969, de no tener la suficiente experiencia en la docencia como para efectuar su análisis y de pecar de un exceso de victimismo.
'Se tiene que valorar si el chico se esfuerza y si se ha comportado más o menos bien'
'Creo que este libro ha tocado la fibra sensible', dice Sala, 'sobre todo en Cataluña, donde la reforma se aplicó exhaustivamente'. 'Se me ha criticado más desde fuera de la profesión que desde dentro. En cambio, entre los compañeros he notado un gran agradecimiento. Aunque no me siento representante de nadie porque estoy seguro de que si no escribiese sería mejor profesor', añade.
Cuando escribió el libro, Sala sólo llevaba seis años como profesor de secundaria. Pero desde esa posición, asegura: 'Noto que cada año es peor, que cada vez estamos rebajando más los contenidos y que el desánimo entre los profesores es mayor. Alguna gente me ha criticado que no me gusta mi trabajo y no es esto. Simplemente he constatado qué es lo que hay y que las cosas son mejorables', asegura. Y sin entrar a discutir los pormenores del borrador de la Ley de Calidad que pretende aprobar el Gobierno, Sala defiende que, 'como mínimo es la constatación de que había que hacer algo'.
Más que apuntar soluciones, el libro se centra en describir el día a día de un instituto. A juicio de Sala, 'la extensión de la escolarización obligatoria hasta los 16 años ha contribuido a igualar los contenidos a la baja'. En el libro defiende que 'no todo el mundo sirve para estudiar', uno de los aspectos que ha suscitado más controversia en la comunidad educativa. 'La consejera [Carme-Laura Gil, consejera de Educación de la Generalitat de Cataluña] cree que no. Que hasta esa edad todos los niños son iguales, pero cualquier persona que tenga hijos sabe que esto no es así. Y es muy injusto tratarles a todos igual', defiende. La escolarización hasta los 16 años, continúa, ha llevado también 'a la desaparición, en la práctica, del bachillerato, donde antes se producía la máxima exigencia en el ámbito académico'.
En secundaria, a la hora de evaluar, continúa, 'se tiene que valorar si el chico se esfuerza y si se ha comportado más o menos bien, mientras que la materia ha quedado en segundo plano. Lo que cuenta es aprender a aprender, pero así no se llega a aprender nada'.
Sala asegura que 'la reforma está llena de buenas intenciones y ha dado por hecho que los chicos tienen muchas ganas de estudiar y de comportarse en clase'. Por el contrario, dice, 'la realidad no es esta'. Y sigue: 'Hay una coacción moral muy fuerte hacia quien es crítico. Se dice que si estás a favor de discriminar a la gente estás en contra de los niños que necesitan más ayuda. Pero esto no es así. Lo que pasa es que o hacemos asistencia social o hacemos de profesores. Y en la práctica no hacemos bien ni una cosa ni la otra y todo se queda a medias. Yo soy una autoridad en lengua, pero en el momento en que me dedico a hacer asistencia no lo soy y pierdo los papeles. Los chicos me pierden el respeto porque no me lo merezco'.
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