La sección oficial de Cinema Jove comienza con dos películas sobre el viaje

La sección oficial de largometrajes de Cinema Jove alzó ayer el telón con dos películas con un denominador común: el viaje. No obstante, huyendo de la concepción itinerante del cine que acostumbramos a consumir, ambas resuelven de diferente manera la dinámica de la road-movie. La rusa Siostry, de Sergei Bodrov Jr., relata la huida de dos hermanastras por los suburbios de Moscú, ante el acoso de una banda de gángsters. Lleno de buenas intenciones, el filme de Bodrov se aleja progresivamente de su planteamiento inicial (la obligada solidaridad entre las dos protagonistas) para adentrarse en una atmósfera cercana al thriller cuya resolución es tan pobre como previsible. Un puñado de tiros, un conjunto de tópicos mal ordenados, maniqueísmo a saco y unos mafiosos de sainete conviven en una película absolutamente decepcionante que deja la impresión de haber desaprovechado el potencial que llevaba dentro.

Fotograf, del kurdo Kazim Öz, también parte de un viaje aunque, en esta ocasión, no es una huida sino el encuentro casual entre dos hombres que, sin saberlo, van a combatir en bandos distintos en una cruenta guerra. Sobre esta base, Öz construye una película plagada de largos planos descriptivos, silencios y bocados de realidad, como si en su intención estuviera la de acercarse más al modelo del documental que al del cine narrativo. Hay en Fotograf un loable propósito de crear un lenguaje cinematográfico propio, sobre todo en la utilización del fuera de campo, y algunas secuencias con enorme fuerza dramática, pero es precisamente ahí donde se encuentran sus carencias: con un desarrollo argumental tan nimio, el filme parece más un corto hinchado por la inclusión de planos vacíos que un largo con vida propia.