Les ha sabido a poco

'Mira, ése va a mi cole', le indicó hace bien poco a su pequeña nieta. Con 63 años, Javier Crespo es, además de abuelo, uno de los 422 alumnos de las Aulas de la Experiencia de la Universidad del País Vasco (UPV). Pertenece a la primera promoción y la semana que viene acabará el curso, como sus compañeros de 1º y 2º.

A muchos de los alumnos que están a punto de concluir Ciencias Humanas -una carrera dirigida a mayores de 55 años que no trabajen- estos tres cursos en las aulas les han sabido a poco. Tras muchos años trabajando fuera de casa o dentro -gran parte de las alumnas han sido siempre amas de casa-, se animaron a retomar los estudios, casi siempre guiados por un afán de formarse. Durante tres cursos han ido a clase tres horas diarias, de lunes a viernes. Han aprendido de todo un poco. Las 18 asignaturas obligatorias y 34 optativas incluyen historia, arte, idiomas, salud... incluso informática. 'Son materias que te hacen disfrutar, saborear más un museo o una ópera', asegura Rosa Mari Gandarias, de 58 años.

Y ahora están a punto de volver a dejar atrás el pupitre. Los veteranos alumnos admiten que necesitan un descanso. Aunque para aprobar basta con asistir al 80% de las clases, son muchos los que han hecho trabajos fuera de clase para subir nota. 'El ambiente aquí es bastante más competitivo que en la universidad', revela el director de las Aulas de la Experiencia de Bilbao, José Urrutikoetxea. Gandarias cuenta orgullosa el sorpresón que se llevaron sus tres hijos al ver las buenas notas de su madre.

¿Y a partir de ahora qué? Lo cierto es que el 60% de los alumnos de 3º de Bilbao ha hecho saber a sus profesores que les gustaría continuar el año que viene, aunque con un programa menos apretado. Los directores de Ciencias Humanas de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava han recogido el guante y están preparando un borrador de 'curso de transición' que quieren presentar al Rectorado. Lo llaman de transición porque su deseo sería crear un segundo ciclo de Ciencias Humanas. Urrutikoetxea insiste en que, a la espera de la respuesta del Rectorado de la UPV, son meros proyectos.

Y es que la experiencia ha sido extraordinaria, tanto desde los pupitres como desde la tarima. Los 80 profesores que dan clase en Bilbao están muy satisfechos del entusiasmo del alumnado. Y éstos, encantados de los docentes, a los que califican como excelentes.

Algunos de los que comenzaron la carrera -que cuenta con ayuda de BBK, Kutxa y Caja Vital- tuvieron que dejarla; sobre todo, por motivos de salud. Una alumna de 2ª que tiene 80 años lo ha tenido que aparcar por una fractura de cadera. Dos compañeros de Gandarias, de Crespo y de María Isabel Antón, de 60 años, han fallecido antes de graduarse. Antón y Gandarias son de las alumnas que a veces han sentido que los profesores quizá les trataban con demasiada cortesía por aquello de la edad. Lo que ellas querían era ser tratadas con el mismo nivel de exigencia que cualquier otro universitario. Y aunque el suyo no sea un título oficial, no les importa un ápice esforzarse como las que más para conseguirlo.

Ni Crespo, ni Gandarias ni Antón fueron a la universidad en su juventud. La vida les llevó por otro caminos. Pero cuando vieron la posibilidad de volver a estudiar, no lo dudaron. La semana que viene saldrán por la puerta con un título.