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COYUNTURA NACIONAL
Columna
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Inflación sin control

De nuevo el IPC volvió a darnos un disgusto. Esperábamos para mayo un aumento mensual moderado, de una o dos décimas porcentuales, lo que hubiera permitido bajar la inflación dos o tres décimas, pero el INE nos comunicó que la cesta de la compra se había encarecido un 0,4% en el mes, lo que deja la tasa interanual en la misma y elevada cifra de abril, un 3,6%.

Los precios de la energía han cumplido las expectativas, reduciendo su aportación a la inflación total en una décima porcentual larga. Pero no así el grupo de alimentos, bebidas y tabaco, que subió prácticamente igual que un año antes y mantiene su tasa interanual en el 5,1%. Los expertos en el sector agrario dicen que las condiciones climáticas están perjudicando el normal desarrollo de las cosechas de frutas y hortalizas, y eso explica que los precios de estos productos sean, como media, un 9,9 y 19,8%, respectivamente, superiores a los de un año antes. Pero también nos dicen que la cosecha de aceite fue récord y, a pesar de ello, su precio ha subido en los últimos 12 meses un 20%. ¿Estará alguien impidiendo que se cumpla la ley de la oferta y la demanda? No lo sé, pero lo parece. Algo similar ocurre con la leche, los productos lácteos y el pan, y el pescado está por las nubes, no sirviendo de nada las cuantiosas subvenciones que recibe el sector, especialmente cuando tiene algún problema (y del problema de los consumidores, ¿quién se ocupa?).

Las subidas no se observan en los precios de producción; por lo tanto, se producen en la comercialización

Pero, los peores resultados de mayo se registraron en los dos componentes principales de la inflación subyacente, cuya tasa interanual ha seguido aumentando hasta el 4,1%. La inflación de los bienes industriales no energéticos aumentó una décima, hasta el 2,8%, de la mano de las subidas del vestido y calzado. La tasa interanual de estos bienes se situó en el 6,1% (estaba en el 3,2% en diciembre), lo que tampoco se compadece con la teoría económica, dada la debilidad que está registrando este segmento del consumo. Esta fuerte subida no se observa en los precios de producción (IPRI), lo que significa que es en la fase de comercialización donde se concentran los aumentos. Parece como si algunos, o muchos, para compensar la flojera de las ventas, estuvieran aumentando los márgenes. El momento es muy oportuno, pues al desaparecer de las etiquetas la referencia en pesetas, el consumidor está más indefenso. ¿Qué hacen las numerosas autoridades con competencia en la materia y las asociaciones de consumidores para evitar este saqueo?

La inflación de los servicios ha recuperado su tendencia creciente, situándose en el 4,8%. Como en meses anteriores, el causante de este aumento es el grupo de turismo y hostelería. Dentro de él, la inflación de restaurantes, bares y cafeterías ha pasado del 4,1% en enero al 5,8% en mayo y la de hoteles y otros alojamientos, del 3,2 al 5,9%. Estamos, de nuevo, ante el efecto euro.

El problema de la inflación empieza a ser serio. A corto plazo, supone una merma considerable de poder adquisitivo, lo que va a debilitar aún más el consumo y, con él, el crecimiento de la economía y del empleo. La prevista recuperación para la segunda mitad del año está en el alero. A medio plazo, la pérdida de competitividad (los países de la UEM tienen una inflación 1,5 puntos inferior) resta potencial de crecimiento. ¿Quién se hace responsable de todo esto?

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorro Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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