_
_
_
_

Visiones clásicas

'Ésta es una historia imposible de contar. Demasiada gente, demasiados sitios, demasiados discos'. No, aunque lo parezca no es una descripción del Sónar, sino una cita de 1991 sobre el tecno que aparece en ese imprescindible libro que es Loops (Mondadori). Pese a ser obra muy voluminosa -580 páginas-, llevarla encima por las noches al festival tiene grandes ventajas: da empaque, se usa, blandiéndola, para achicar espacios y, si no fuera porque nadie es capaz de oírte, proporciona estupendos temas de conversación, estilo: '¿No dirías que el bleep'n'bass es un groove hipnótico en la periferia de la cultura rave?'. Por otro lado, sirve de peana para ganar esos centímetros de más esenciales para disfrutar de una gran visión de las actuaciones. Peana es lo que desde luego no necesitaba la monumental jenízara que se bamboleaba la otra noche en el Sónar Club al ritmo edulcorado de los Pet Shop Boys componiendo escenas de una sensualidad no vista desde que Ralphi Rosario interpretaba You used to hold me o Brinca. Hay imágenes del Sónar, como ésa, la de los dos tipos enfundados en camisetas de Kraftwerk que recorrían con paso de bersaglieris alucinados el gran recinto o la de la ninfa con un pantalón de cintura tan bajo que el impudor se disolvía ya en pura fisiología, que no caben en la más documentada elaboración teórica. Y sin embargo, pese a tantos rostros, sonidos y estampas nuevas, pese a Maradona, la carpa diurna o el restaurante nocturno, domina la sensación de que en el festival uno vive ya una experiencia clásica. Como la batalla de Egospótamos, pero en feliz.

Más información
El grupo Yo La Tengo pone música a la biología marina en el Sónar

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_