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LA INMIGRACIÓN

Madrid, capital de la 'salsa'

'VEN, DEVÓRAME OTRA VEZ'. Ha pasado más de una década desde que este estribillo, de ritmo pegajoso y profunda carga erótica, irrumpió en el panorama musical español. Su intérprete, el puertorriqueño Lalo Rodríguez desencadenó una auténtica explosión salsera, cuyas huellas permanecen imborrables, sobre todo en Madrid.

Joel Palacios, un cubano de 35 años que llegó hace 10 a la capital, dice que ésta es 'la forma políticamente correcta de hacer el amor en público'. Dice también que bailar salsa 'ayuda a contactar con la sensualidad' y que al mover el cuerpo al compás de los timbales, los cencerros, la tumbadora, el piano y el bajo, 'entras en contacto con ritmos de movimiento y de sentimiento que gustan. Además no tienes que explicar por qué mueves el hombro o la cadera'.

'Un, dos, tres, cinco, siete... A ver, a ver, baila como si estuvieras diciendo: niño, quédate conmigo...' Es domingo y el termómetro marca 30 grados. El asfixiante calor no impide que un puñado de alumnos se den cita en Salsalón, la academia de baile que Joel y Silvia Sánchez, una especialista en danza española, montaron hace dos años. Los alumnos preparan un número musical para fin de curso. Bailarán la salsa de Betty la fea, la telenovela colombiana de gran éxito en la pequeña pantalla.

El grupo es una mezcla de principiantes y avanzados. El curso comenzó en octubre, y cada uno de los 200 alumnos ha pagado 33 euros mensuales. 'Es que la gente ya no se conforma con las sevillanas o el flamenco; ahora te piden esta música', dice Palacios.

La salsa y en general todos los ritmos tropicales que con tanta fuerza se sienten en Madrid han llegado con los inmigrantes. 'Son los que les dan empuje', asegura Roberto Timaná, un panameño encargado de la discoteca Randall, sitio imprescindible en el vasto circuito salsero de la capital. 'Lo bonito de esto es que la música ha servido como elemento de integración', añade.

Pero todavía queda un largo camino por recorrer. 'Tendrán que pasar varias generaciones para que lo latino adquiera más fuerza en España', dice Carlos Igual, de la discográfica, especializado en ritmos latinos.

'Madrid es salsera sin ninguna duda', afirma José Ángel Portuondo, ex coreógrafo de Tropicana y ahora profesor de baile. Tan asentado está este fenómeno en la región que las academias ya no se limitan al estilo tradicional cubano, sino que poco a poco se van abriendo a la salsa en línea, una suerte de baile acrobático proveniente de EE UU. 'Pero no nos extrañe que de aquí salga una salsa madrileña, porque siempre hay quien al bailar mueve las manos al estilo sevillano y flamenco', dice Portuondo.

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