'No hay confrontación con Recuenco'
Esteban Montesinos (Villar del Arzobispo, 1944) acaba de ser elegido secretario general de Fete-UGT, tras un convulso congreso en el que sin haber presentado lista alternativa, su predecesor, Gonzalo Castillo, con quien trabajó casi 10 años -y único aspirante en competir por la secretaría general del sindicato en el País Valenciano- se vio forzado a dimitir tras un voto negativo a su gestión del 61%. Montesinos niega que el secretario general, Rafael Recuenco, esté detrás de su ascenso y advierte de que su federación 'no está para maniobras desestabilizadoras'. En los próximos tres años tendrá que 'gestionar' un sector cuya militancia es pequeña (7.000 afiliados), pero cuya capacidad de movilización ha demostrado ser inversamente proporcional a su fuerza aritmética en la Comunidad.
Pregunta. El sector docente es clave en el calendario de protestas contra las políticas de José María Aznar. ¿Cuál es su horizonte?
Respuesta. A corto plazo, la huelga general, para lo cual ya estamos trabajando, y, después, vendrá la Ley de Calidad. Lo ocurrido en este congreso no va a suponer ningún frenazo. Y, como meta final están las elecciones sindicales en enseñanza en noviembre, ese es el reto de este año.
P. Fete ha perdido terreno...
R. Es el cuarto sindicato en enseñanza pública, pero en privada somos el segundo y en PAS el primero. Nuestro reto es ganar, no nos conformamos con pasar a ANPE, que es el tercero. Toda la movida del congreso es para ganar las elecciones.
P. Respecto a la movida, se da el hecho inusual de que ha llegado a la secretaría general sin presentar canditatura, ni programa. ¿Cómo le explica esto al militante en general, y al profesorado en particular?
R. Desde hace tiempo constatamos un descontento de la gente que realiza la acción sindical en los centros, asambleas, en mesas sectoriales... Así se llega a un congreso que, se diga lo que se diga, fue un ejemplo de democracia. La mayoría de los que intervieron hicieron una crítica muy dura a la gestión del secretario general y del de Administración. Y el 61% votó contra la gestión. Aunque no se presentó ninguna candidatura -es verdad que podría haber algún proyecto- el secretario general decide no presentarse.
P. ¿Cómo se fabricó su candidatura?
R. Tras el rechazo a la gestión, determinamos que yo debía de encabezar esto ante la perspectiva de las elecciones sindicales, y eso hicimos. Pero premeditado no fue.
P. Si había descontento desde hace tiempo, ¿por qué no presentó una lista alternativa en vez de dar este golpe de efecto? Hasta en la Consejería de Educación se sabía que era un candidato posible.
R. Los rumores, que después se confirman, tienen sentido. Pero tienen sentido desde el momento en que Castillo se enfrenta a Recuenco; la impresión que hay es que Recuenco va a hacer algo en contra de él. Es el rumor. Comprensible. Pero no hubo una segunda candidatura porque nosotros somos los primeros sorprendidos al ver las críticas, y se optó por una solución de emergencia, lo menos traumática posible. A Recuenco lo único que le pedimos fue ayuda técnica, a través del secretario de Organización, respecto a la presentación de la candidatura, qué hacer en caso de impugnación, porque no soy técnico en eso. Me duele que digan que es una candidatura de Recuenco, porque no es así. Ahora, Recuenco es mi secretario general, confrontación ninguna.
P. Su secretario nacional, Cándido Méndez, ha recuperado los postulados socialistas en la acción sindical, ¿cuál va es su posición?
R. Soy afiliado del PSOE, pero distingo entre la labor sindical y la partidista. Colaboración con el PSOE, sí; dependencia, no.
P. Y ¿con el Gobierno del PP?
R. Mantendremos la misma línea crítica de hasta ahora, sin miedo a las consecuencias.
P. ¿No le deja cierto sabor amargo después de trabajar junto a Castillo casi 10 años?
R. Estoy afectado en lo personal. Igual que sé que él lo está, tiene todo el respeto del mundo. Problemas personales, ninguno.
P. ¿Esto no es asumir una dirección con heridas abiertas?
R. Si supiera que hay heridas, no hubiera aceptado.
P. Le ha tocado el papel de sacrificar a la única cabeza visible para sustituir a Recuenco.
R. No había alternativa. Entiendo que se haga otra interpretación, por las circunstancias. Pero los militantes de base no tenemos vocación de ese tipo de lucha.
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