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Reportaje:

Mapa para un espacio de excepción

Vidal Beneyto ofrece 'La ventana global' como un manual para levantar trincheras críticas en la sociedad de la comunicación

¿Es concebible un acto social más anacrónico que la presentación formal de un libro? La pregunta la formuló ayer el sociólogo valenciano José Vidal Beneyto para introducir un volumen titulado La ventana global, un trabajo que recoge una veintena de contribuciones de expertos en comunicación de siete países y que aspira a convertirse en un manual de referencia para situar a los profesionales de la comunicación en el debate ético que suscitan las nuevas tecnologías.

Vidal Beneyto explicó que los responsables de ventas de la editorial Taurus, del Grupo Prisa, que publica el libro, están mucho más interesados en concertar entrevistas en el mayor número posible de medios para difundir el lanzamiento del libro que en eventos como una presentación pública, cuya repercusión es muy limitada. Y entró así en materia: en la relación entre el mercado y la comunicación; en la inevitable homogeneidad que introducen las nuevas tecnologías en los mensajes que se difunden; en la ausencia de regulación de ese ámbito virtual que cobra realidad por momentos y que se denomina ciberespacio.

Francisco Jarauta, catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia, estableció los términos del debate cuando definió el ciberespacio como un estado de excepción, en el que no rigen garantías jurídicas, en el que todavía no se han instalado convenciones de uso sobre las que asentar una costumbre, una ética o un derecho, y donde la supervivencia de los emisores de contenidos se rige por puros intereses de mercado en un ámbito global.

José Luis Villacañas, director general del Libro y anfitrión del acto, recurrió a las patologías que el sociólogo alemán Karl Mannheim identificó en su obra Ideología y Utopía como resultado de la ausencia de identificación de un grupo humano con una realidad ineludible que, en el momento presente, es resultado de las nuevas tecnologías de la comunicación.

Vidal Beneyto recogió el oscuro panorama que pintaron sus colegas y que dibujan varios trabajos contenidos en La ventana global para hacer un alegato en defensa de la comunicación. No eludió el peso del mercado, pero introdujo alguna reflexión. Así, recordó cómo la sugerencia de unificar el grupo Kirch, la editorial Bertelsmann y Deutsche Telekom para crear un gigante que controlara el 95% de los medios en Alemania y que formuló en su día el eurodiputado Javier Oreja fue recibida como un disparate. Pero puede ser contemplada con otros ojos a la vista de la compra de Kirch por un 'mangante, quiero decir magnate' australiano con intereses en Estados Unidos.

Vidal Beneyto defendió las virtudes de la comunicación y sugirió que sólo la responsabilidad individual de los productores de contenidos puede garantizar la bondad del instrumento. Sugirió fórmulas de autorregulación profesional, como las contenidas en el Libro de Estilo de EL PAÍS, como única posibilidad de evitar el triunfo de la frivolidad sobre la calidad en los contenidos disponibles en la red. Por eso, definió La ventana global como un mapa que define las coordenadas del debate y un manual para levantar 'trincheras críticas' contra los excesos del poder.

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José Vidal Beneyto presentó ayer <i>La ventana global</i> en la Biblioteca Valenciana.
José Vidal Beneyto presentó ayer La ventana global en la Biblioteca Valenciana.JOSÉ JORDÁN

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