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Maragall insta a los empresarios a no escudarse en el hábito de la queja

El líder del PSC llama a implicarse en un proyecto de cambio

El líder socialista, Pasqual Maragall, hizo ayer una petición contundente y sin medias tintas a los empresarios para que dejen de escudarse en la 'queja' y se impliquen a fondo en proyectos y propuestas. En un almuerzo organizado en la Llotja por la Cámara de Comercio, Maragall habló a los 200 asistentes -en su mayoría empresarios- prescindiendo de las formas protocolarias al uso en este tipo de comidas.

El dirigente socialista dejó claro que su proyecto de 'socialismo liberal' tiene reservado a los empresarios un lugar de privilegio, pero éstos tienen que mojarse e implicarse a fondo en un proyecto de cambio. 'Madrid no es una pared que no puede saltarse; si te pones de acuerdo con el mercado, Madrid puede decir misa', dijo gráficamente para subrayar su desprecio por la costumbre de la 'queja', a su juicio imperante en Cataluña en los últimos 20 años.

El de ayer fue uno de los últimos actos de Antoni Negre como presidente de la cámara -dejará su cargo el día 21- y no quedará como un mero trámite. Con unas formas exquisitas e incluso de complicidad -Negre y Maragall se entrecruzaron varios elogios-, el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat no tuvo reparos en reprochar a los empresarios que actúen demasiado a remolque del poder político.

La contundencia de Maragall obligó a Negre a tomar la palabra para matizar algunos de los puntos, pero el presidente del PSC, suelto y convencido, ahondó en sus argumentos en lugar de rectificar. Cuando el presidente de la cámara afirmó que esta entidad lleva tres años presionando para reformar la gestión del aeropuerto de Barcelona, el líder socialista le espetó: 'Con todo el cariño, si hace tres años que lo intentan, es mejor que lo dejen y se dediquen a otra cosa'. Pese a la crudeza de esta y otras expresiones, el tono utilizado por Maragall no fue bronco, sino que buscó estimular a los empresarios para que se impliquen en su proyecto de cambio.

Este 'proyecto líder' de Maragall apuesta por una decidida intervención de los poderes públicos, pero no en un sentido socialdemócrata clásico, sino reservando un lugar preponderante para el sector privado. Los proyectos que Cataluña necesita, dijo, tienen que llevarse a cabo con 'la colaboración entre el sector público y el privado', en una estrategia que tome como modelo la experiencia de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Este modelo implica, subrayó Maragall, un alto grado de compromiso de los empresarios. Puso como ejemplo la actitud de la Cámara de Comercio de Ciudad Real para conseguir un potente aeropuerto de carga y emplazó a los empresarios a seguir esta misma senda y romper con la situación de los últimos 20 años, en los que a su juicio la sociedad civil ha estado más 'controlada' que 'escuchada'.

'Hay que superar esta etapa (...). No es suficiente con alzar la voz, hay que trabajar', espetó, antes de proponer 'un nuevo compromiso entre el Gobierno de Cataluña y la sociedad que una los valores de la izquierda con los valores de la libertad y la colaboración con la sociedad'. En opinión de Maragall, esta colaboración haría añicos la costumbre de la queja y las actitudes victimistas que responsabilizan a Madrid de que no se lleven a cabo determinados proyectos en Cataluña.

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