El mayor satélite de comunicaciones será lanzado desde Baikonur en agosto
Con más de cinco toneladas de peso en el momento del lanzamiento y 7,6 metros de longitud, el Astra 1K es el mayor satélite de comunicaciones que se ha construido hasta ahora. Sin embargo, pesa bastante menos de lo que su tamaño y sus prestaciones indicarían, gracias a toda una serie de innovaciones tecnológicas destinadas a aligerarlo que han aplicado los técnicos de Alcatel Space (como contratista principal) la empresa constructora. En la actualidad, el Astra 1K está siendo sometido a las últimas pruebas en las espectaculares instalaciones de esta empresa en Cannes y en agosto será lanzado al espacio desde la base de Baikonur (Kazajistán) a bordo de un cohete ruso Proton, con la intención de que tenga una vida útil de al menos 13 años, frente a los 10 años habituales.
Grandes cifras
Una gran inversión (250 millones de euros, incluyendo el seguro y el lanzamiento) y una gran apuesta para la empresa SES Astra (filial de SES Global), con sede en Luxemburgo, que además quiere inaugurar con este satélite los servicios interactivos de banda ancha (multimedia e Internet, fundamentalmente) a través de satélite, un campo muy poco desarrollado hasta ahora.
Desde un punto de vista técnico, el satélite se ha construido sobre la nueva plataforma Spacebus 4000 de Alcatel Space, la mayor de la serie que fabrica. Dispone de un muy elevado número de traspondedores (para rebotar la señal), concretamente 54, y un total de 10 reflectores orientables. Su consumo de energía es proporcionalmente elevado (13 kilovatios), lo que hace necesarios dos paneles solares de 14 metros de longitud cada uno, todo un desafío técnico.
Otra novedad del Astra 1K es la incorporación de un motor iónico de fabricación rusa por primera vez a un satélite de comunicaciones europeo. El pequeño motor ioniza gas xenón y los iones son acelerados y expulsados para producir un potente y prolongado empuje, que complementará la propulsión química tradicional y contribuirá a prolongar, esperan los técnicos, la vida útil del satélite hasta más allá de los 19 años. Los reflectores de antena son ultraligeros, de fibra de carbono. Ambos componentes -el subsistema de propulsión por plasma y los reflectores- fueron desarrollados para el programa de satélites Stentor, dedicado a probar nuevas tecnologías en el espacio, que es un proyecto del Centro Nacional de Investigación Espacial francés (CNES).
Desde el punto de vista de uso, todo este equipo servirá para cubrir la totalidad del continente europeo. Sus emisiones de televisión podrán recibirse con una antena de entre 50 y 60 centímetros desde la mayor parte del continente. Además, tiene la novedad de que utiliza las mismas frecuencias para dos haces distintos, el que cubre la península Ibérica y Canarias (los satélites Astra son los que utiliza Canal Satélite Digital) y el que cubre Europa central.
A pesar de todos los esfuerzos por aligerarlo, un satélite de este tamaño y peso sólo puede ser lanzado con muy pocos cohetes en el mundo, como el Ariane 5 europeo y el ruso Proton. La elec-ción se ha decantado del lado del Proton debido a dos factores, según los técnicos: la mayor suavidad de despegue de este cohete, que hace que sufra menos el satélite en su viaje a la órbita, y el aumento de vida que significa el menor gasto de combustible que tiene que hacer para trasladarse desde la órbita inicial a la definitiva, donde quedará situado durante al menos 13 años a casi 36.000 kilómetros de altura y 19,2 grados este.
La semana pasada, al presentar el satélite a los medios de comunicación, la presidenta de Alcatel Space, Pascale Sourisse, recordó que el contrato data de 1997 (se han producido retrasos por varias causas) y que la empresa se encuentra inmersa en varios proyectos científicos y tecnológicos que implican una gran versatilidad. Entre ellos está la misión Herschel-Planck de la ESA, el sistema Egnos de posicionamiento previo al Galileo (y también el Galileo), y el programa francés Spot de observación de la Tierra.
Romain Bausch, presidente de SES Global, hizo, por su parte, hincapié en las posibilidades que brinda este satélite para la conexión en banda ancha para servicios interactivos e Internet, un mercado que se espera despegue en los próximos años y suponga en 2010 el 25% de la capacidad total de los satélites, frente al 5,5% en 2000. Los primeros servicios se centran en proporcionar capacidad ADSL complementaria al cable telefónico o la fibra óptica, en zonas sin cableado o mal cubiertas. Con una misma antena, el abonado dispone así de televisión por satélite e Internet a un precio muy competitivo, una oferta que ya está comercializando en Alemania Deutsche Telekom.
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