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Mafalda Arnauth desdramatiza el fado con su canto vigoroso

A sus 27 años, el segundo disco de Mafalda Arnauth, Esta voz que me atravessa, ha sido recibido en Portugal como una de las obras de fado más profundas y emocionantes que se recuerdan desde los tiempos de la venerada Amália Rodrigues. Arnauth acaba de pasearlo por Vigo, Amorebieta y Madrid sin miedo a que su propuesta, intimista y con sólo cuatro músicos en escena, se viera empequeñecida por las dimensiones del lugar. 'Dejé de fumar, he hecho gimnasia, hasta siento la voz más vigorosa. He aprendido a entablar una comunicación intensa y positiva con el público gracias a que mi fado ya no es de ésos como para ponerse a llorar desconsoladamente', exclama.

Arnauth llegó al mundo de la interpretación de manera casi inverosímil, de tan accidental. Eran entrados ya los años noventa, ella estudiaba en la Facultad de Veterinaria y nunca se le había pasado por la cabeza dedicarse a la música, aunque le encantara canturrear. Unos compañeros le suplicaron en cierta ocasión que representara a su clase en un pequeño concurso universitario de fado. 'Aquel día compré una cinta de Amália y noté como una descarga de energía en estado puro, una sensación fortísima que jamás había percibido. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba ofreciendo conciertos...'.

Mafalda se ha colocado al frente del nuevo movimiento de renovación fadista, que en Portugal cuenta con otras representantes fascinantes: Cristina Branco, Bévinda, Mariza, Katia Guerreiro... 'Hay que aguardar unos diez años para saber lo que permanece de esta generación', apunta Arnauth, prudente, 'pero parece evidente que se están aportando timbres y personalidades de cierta riqueza'. A su juicio, la figura de Rodrigues permanece como referente mítico y trasciende lo musical. 'Amélia no fue sólo una cantante extraordinaria, sino una mujer excepcional. Un ejemplo de vida'.

Otra Amélia, de apellido Muge en este caso -otro puntal muy significativo de la música portuguesa-, ha sido la encargada de producir Esta voz que me atravessa y componer algunas de sus piezas más hermosas, como Nao há fado que te resista o Coisa assim.

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