El Lagarto da su gran salto

Los componentes de la banda navarra El Columpio Asesino se han convertido en los primeros en inscribir su nombre como los ganadores no andaluces del Concurso Lagarto de Jaén. Cuando ya no quedan dudas sobre la mayoría de edad de este certamen musical, que se celebra desde hace más de dos décadas, el verdadero salto del Lagarto se ha producido este año al tener por vez primera carácter nacional. El resultado ha sido demoledor: cerca de 300 maquetas presentadas convierten a este concurso en el más importante de los que se celebran de Despeñaperros hacia abajo. No hay que olvidar que el Espárrago Rock -el otro gran referente rockero en Andalucía- tiene condición de festival y no de concurso.

Pero el concurso no sólo ha ampliado sus miras, también ha cambiado su cara. 'Le hemos cambiado la piel al Lagarto', comenta a modo de metáfora Pedro Melguizo, padre del certamen y organizador del mismo desde su creación allá por 1981. El cambio se ha visualizado también en la nueva imagen corporativa del festival, en que su fase final se ha celebrado en dos días, en que los premios en metálico -este año se han repartido 9.000 euros a los tres primeros clasificados- han sustituido a la edición de un disco y, sobre todo, en haber despojado al Lagarto de su condición primitiva de concurso de rock. El Lagarto incorpora desde este año nuevos estilos, desde música electrónica al hip-hop pasando por bandas de pop, metal o nuevas tecnologías.

Pasaban unos minutos de las tres de la madrugada del domingo cuando los 3.000 jóvenes que llenaban el auditorio de La Alameda conocieron el veredicto del jurado. Los vencedores eran El Columpio Asesino, una banda de Etxabakoitz (Pamplona) que actuó la noche anterior y que, por ese motivo, no pudo recoger el premio. Lo hizo su representante, Fernando Rutia, abrumado no sólo por los 6.000 euros del premio, sino también por la trayectoria meteórica del grupo, que hace muy poco ganó también el prestigioso concurso Demo de maquetas de rock organizado por Radio 3 dentro del Festival de Benicassim. Raúl, Albaro, Unai, Txibe, Markos y David entusiasmaron al público con su particular rock, mezclado con dosis de trip hop, posrock y lownge. Otra de sus señas de identidad es la txalaparta, un instrumento de percusión tradicional del País Vasco formado por unos tablones de madera que se toca con unos palos.

Los 2.000 euros del segundo premio fueron a parar a los canarios de Velcro, grupo afincado en Barcelona desde hace varios años. Su música pop psicodélica y su directo explosivo no dejó indiferente al público. El tercer puesto (1.000 euros) también voló fuera de Andalucía, en concreto hacia los valencianos de Maypang, un cuarteto de power-pop de marcada influencia del estilo californiano del productor Brad Jones.

A la fase final del Lagarto, celebrada las noches del viernes y el sábado, llegaron también las bandas Kindergarten, de Valencia, con su música electrónica; los malagueños de Fragile, un proyecto liderado por Mónica Castell; Ovni, grupo argentino afincado en Barcelona; Quilate, músico granadino también conocido como Tekilah, que actuó acompañado de la cantautora Zahara; y, por último, Euro Trash Girl, un trío valenciano con espíritu acústico.