El exotismo arbitral de la FIFA
El reparto diplomático de las plazas da paso a colegiados y asistentes de Benin, Uganda o Vanuatú
Coffi Codija, el árbitro de Benin que hoy dirige el partido Turquía-Costa Rica, no ha pitado nunca en un estadio como el de Munhak, en Incheon, para 52.000 espectadores, una maravilla arquitectónica en comparación con los campos de su país. Benin es una nación centroafricana de seis millones de habitantes dedicados sobre todo a la agricultura y la ganadería. En 2005 organizará la Copa de África sub 17, pero, hoy por hoy, sólo dispone de un terreno en condiciones, el estadio de la Amistad, en Cotonou. Todo lo demás se parece más a cualquier recinto de juveniles en España que a unas instalaciones en las que pita un árbitro mundialista.
El estadio Charles de Gaulle, de tierra, se embarra tanto cuando llueve que el balón no corre y en la estación seca los aficionados sufren ataques de tos debido a la polvareda que se levanta. Ahí pita Codija, un inspector de 34 años aficionado al ciclismo y elegido por la FIFA entre los 72 árbitros (36 asistentes) que dirigen los encuentros del Mundial. Pasará de dirigir a equipos como el Mogas 90, el Requins o el Dragons Oueme a dirigir selecciones.
Al igual que Codija, entre los 36 colegiados (sólo siete estuvieron en Francia 98) hay representantes de países con un mínimo peso futbolístico: Corea del Sur, Jamaica, Egipto, Emiratos Árabes Unidos... En el torneo actuarán un oficial de inmigración aficionado a los deportes acuáticos (Ali Bujsaim, de Emiratos, en su tercer Mundial consecutivo); un sargento kuwaití del Ministerio del Interior (Saad Kamel Mane), y debutantes en encuentros tan dispares como un Hong Kong-Omán en 1998 (el representante japonés) o un Japón-Brasil femenino de 1991 (el chino Jun Lu).
La Liga jamaicana, por ejemplo, dura apenas cuatro meses y la juegan diez equipos. Sólo un mínimo porcentaje de sus jugadores son profesionales (para la mayoría el fútbol es una afición), la organización es deficiente y en algunos partidos de la Concacaf los aficionados se cuelan escalando con cuerdas por los graderíos. Pese a todo, Jamaica tiene un representante en el Mundial. El país entero, sin equipo en Corea, se siente orgulloso de Peter Prendergast, de 38 años, casi el único árbitro no sospechoso de corrupción en un país en el que los clubes de fútbol tienen mucha relación con la política.
También están en Corea y Japón el nombrado mejor árbitro de África, el egipcio Ghandour, y colegiados reconocidos como el español López Nieto, el italiano Collina, el alemán Merk y el inglés Poll, a quien sus asistentes no ayudaron ayer en el Italia-Croacia. Tampoco estuvo afortunado el coreano Kim, que se dejó engañar por Rivaldo en el partido entre Brasil y Turquía.
Si insólitas son algunas procedencias de los árbitros principales, la lista de los asistentes ofrece orígenes extravagantes: un guardabosques de Malaisia cuyo mejor recuerdo es ser asistente en un Uzbekistán-Kazajistán; un científico checo; un jefe de policía de las Maldivas; un vendedor de Vanuatú cuyos dos primeros partidos internacionales fueron un Australia, 11; Samoa, 0 y un Tonga, 0; Australia, 22; un entrenador de fútbol de Antigua y Barbuda; un comisario de Zimbabue, y asistentes de Trinidad y Tobago, Jordania, Uganda y Líbano.
La situación de estos colegiados no es un caso nuevo en un Mundial. Un australiano, Christopher Bambridge, fue el encargado de dirigir el España-Brasil de México 86, el del famoso gol fantasma de Michel que no subió al marcador. Sí lo hizo el de Maradona con la mano ante Inglaterra, concedido por otro desconocido, el árbitro tunecino Ali Bennaceur.
El fútbol está en estas naciones a años luz del nivel que exige un Mundial y, sin embargo, cuentan con los mismos representantes arbitrales en Corea y Japón que Italia, España o Alemania. ¿Por qué? Simplemente, porque la FIFA ha de repartir entre sus seis confederaciones las plazas para el Mundial y puntúa para ello las actuaciones de los colegiados en los partidos previos al torneo. Así decide quién se clasifica y quién no.
'Al Mundial no van los mejores, sino los mejores de cada confederación. Hay un número de plazas más o menos establecido. En Europa se han quedado árbitros de mucho más nivel que algunos que han ido a Corea, pero también el 90% de las selecciones europeas deberían estar allí, como Holanda, y no están', explica Manuel Díaz Vega, instructor de la FIFA.
La UEFA es la confederación con más representantes (14), seguida de la Conmebol, de América del Sur (6); la Concacaf, de América del Norte y Central (5), la Caf, africana (5); la Afc, asiática (5), y la Ofc, de Oceanía, con un único colegiado. Algunos son árbitros de prestigio. Otros, simplemente unos desconocidos entre la élite.
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