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Reportaje:

Ofertas para el último viaje

Feria Valencia acoge hasta el sábado productos y servicios funerarios en la séptima edición de Funermostra

El muerto al hoyo y el vivo al bollo, decía un refrán. Y su siginificado sigue siendo tan válido como hace años aunque ha perdido fuerza en su literalidad, a raíz de los últimos datos sobre entierros e incineración. Datos salpicados ayer durante la inauguración de la séptima edición de Funermostra y que explican que la incineración gana terreno frente a los entierros clásicos, sobre todo en las capitales de provincia. Feria Valencia inauguró ayer un certamen cuya oferta utilizará todo el mundo mientras la crionización no sea una práctica más asequible. Ningún alto cargo del Gobierno valenciano participó participó en la inauguración.

Féretros, lápidas, empresas funerarias, floristerías, vestuarios o coches fúnebres se integran en los 2.800 metros cuadrados que ocupa Funermostra en Feria Valencia. El certamen, bienal, reúne en esta edición a 77 expositores directos, 58 de los cuales son españoles, y a 108 indirectos. Entre ellos, poca oferta novedosa y más de una curiosidad.

En el segundo caso, se encuentra un ataúd que reproduce el sarcófago del emperador Napoleón Bonaparte y en el primero el grupo instrumental Mortis Nostrae. La música de nuestra muerte, SL. Una idea que surgió hace 14 años cuando una familia pidió a Nuria Delgado, la promotora del conjunto musical, que cantara en el sepelio de la abuela, y que se ha convertido en una oferta más de algunas funerarias. 'Igual que pueden tener el servicio de las flores', comenta Nuria. El Ave Maria de Schubert, el Aria en Re de Bach o el Adagio de Albinoni son las melodías más solicitadas. Aunque también se piden tangos. 'Nada mejor que la música para cruzar esta puerta', explican en su página web. Y no es un servicio prohibitivo: 'por el precio de una corona de flores está dando trabajo a dos intérpretes', defiende.

Otra de las novedades es la de Plibrico, que este año presenta un horno de incineración - denominado C3X- con trituradora automática que separa los restos de la caja de las cenizas y elimina el manipulado manual. Vicente Rafeles, jefe comercial del Departamento de Incineración de la empresa, defiende que la cremación, que dura alrededor de dos horas, es una práctica más ecológica y ahorra espacio. También comenta que la información 'es fundamental'. 'La gente más informada se incinera', resume.

Los datos que maneja el sector indican que la incineración es la opción elegida en el 40% de las muertes ocurridas en las capitales de provincia. Un porcentaje similar en las principales ciudades valencianas y que supone un aumento de cinco puntos sobre las estimaciones de hace dos años.

Un 70% de las familias que incineran a un familiar no deposita la urna en el cementerio. El mar y la montaña son el destino último de muchas de estas cenizas. Y también el de sus urnas. Inma Bou, directora de la empresa valenciana Vergaz y Bou, comenta que en las labores de limpieza de los puertos 'están empezando a aparecer urnas'. También en la Albufera. Su empresa presenta unas urnas biodegradables de cartón que han patentado y que 'dependiendo del acabado' cuestan entre uno y cuatro euros. Biodegradables y más económicas porque el coste de las urnas clásicas que también expone está entre los 9,77 euros y los 20,28 euros. 'Hoy por hoy la incineración va a más', asegura, para después añadir que 'cuanto más al sur, más común es la incineración'. Al sur y en la franja mediterránea. Juan y Jaume son dos trabajadores del cementerio Parc Roques Blanques de El Papiol a unos kilómetros de Barcelona. Ayer, durante su visita a la feria comentaban que entre el 60% y el 70% de los servicios son incineraciones y hablaban de un aumento los primeros días de la semana que siguen a un fin de semana festivo, sobre todo entre los jóvenes.

La elección, en cualquier caso, se retrasa cada vez más. La última serie histórica facilitada por el Instituto Valenciano de Estadística indica que la esperanza de vida entre los hombres valencianos ha pasado de los 72,02 años de media en 1980 a los 74,05 en 1995. Entre las mujeres se ha pasado de los 77,66 años a 80,99. En la Comunidad murieron 37.149 personas en 2000, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). El gasto medio estimado es de 2.000 euros, y la facturación de 74,3 millones de euros.

Una mujer contempla la exposición de ataúdes de Funermostra.
Una mujer contempla la exposición de ataúdes de Funermostra.SANTIAGO CARREGUÍ

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