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En recuerdo de Miguel Miravet, fiscal

Se han cumplido ya más de tres meses desde el fallecimiento de Miguel Miravet, miembro de la carrera fiscal y reconocido maestro de una generación de juristas y de humanistas. Pese a que la etapa final de su carrera la cumplió en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, en el que ocupaba actualmente plaza de teniente fiscal, fue en la ciudad de Palma donde desarrolló el periodo más fértil de su currículo jurídico, universitario, social y político. Por esta razón se celebrará en Palma, este próximo viernes, un acto de recuerdo y celebración de su memoria.

La figura de Miguel Miravet tuvo una enorme repercusión social, moral y política en la Mallorca de los años setenta y ochenta. Llegado a Palma para ejercer como abogado fiscal a finales de los años sesenta, Miravet se alzó como uno de los valores cívicos más importantes de los años de la dictadura franquista, atendiendo a sus compromisos jurídicos con honestidad, escrúpulo y delicadeza, pero fundamentalmente desarrollando una intensísima lucha social y política por la supresión de la dictadura y la edificación de un sistema político libre y democrático.

Miguel Miravet fue un fiscal de talante democrático que luchó contra todas las dictaduras

Si en el primer campo destacó como fiscal respetado y prestigiado en todas sus intervenciones escritas y orales, en la batalla subterránea contra el franquismo descolló como organizador, animador de debates y ejemplo vivo de la inserción de los profesionales del mundo de la cultura en la refriega diaria que era preciso acometer y ahondar para pujar en la consecución de las aspiraciones populares. Todavía se recuerdan sus agudas sentencias como magistrado de trabajo sustituto, que eran exponente acabado de la entonces indiscutida teoría del uso alternativo del Derecho, y más aún se encarece su atrayente y sutílisima capacidad para explicar el Derecho Político en la incipiente Universidad de las Islas Baleares.

Miguel Miravet perteneció, desde su creación, a la comisión ejecutiva de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), a la que estuvo entrañablemente ligado en toda su vida profesional, no sólo por haber alcanzado su presidencia entre los años 1992 y 1995, sino porque -en esta calidad- fue el firmante de la histórica denuncia que interpuso la propia UPF contra el tirano Pinochet, que marcó un 'antes y un después' en la persecución de los crímenes de lesa humanidad.

Dejó de ser un secreto sólo para iniciados que Miguel Miravet se hallaba en aquellos años vinculado al Partido Comunista de España, como exponente de la alianza entre las fuerzas del trabajo y de la cultura; y dejó de ser un secreto, entre otras razones, porque un diario local de importante tirada tuvo a bien publicarlo en forma disimulada pero suficientemente expresiva, con grave riesgo para la continuidad política y la seguridad personal del afectado.

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Conducía la militancia política antifranquista con el sello personalísimo que le caracterizaba, mezcla de arrojo, carácter e inteligencia. La militancia política de algunos cargos de la magistratura, incompatible hoy con los parámetros constitucionales, constituía entonces una prueba de la fe en los valores de la justicia y los derechos humanos, que Miguel Miravet conciliaba con una sólida formación teórica y con un apasionado idilio permanente con los valores culturales de su tiempo. Era en especial un gran conocedor de la poesía española, y no sólo en lengua castellana sino que también leía con pasión a los poetas clásicos catalanes.

Con este recuerdo de nuestro Miguel Miravet las entidades y asociaciones convocantes desean expresar en un acto público, al que están invitados todos los ciudadanos y ciudadanas y en el que participarán compañeros procedentes de varios puntos del territorio nacional, el reconocimiento que es debido a su memoria y conmemorar como es de justicia el enorme prestigio e influencia que Miguel Miravet se labró como fiscal, como constitucionalista y como profesor, así como evocar entre nosotros, sus amigos, el patrón imborrable que su conducta imprimió en la vida social, en los ámbitos asociativos, en la Universidad, en la cultura y en todos los surcos de la libertad que dejó roturados para nosotros, que le recordamos permanentemente.

Ferran Gomila y Ladislao Roig son juristas. Firman también este artículo: Juan José Martín-Cassallo, Catalina Moragues, Ignasi Ribas y Xisco Riera.

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