Pablo y Fonsi Nieto se cuelan en la fiesta italiana
Los dos españoles son terceros en 125 y 250cc, respectivamente, por delante de Pedrosa y Elías
Como si de un guiño a la memoria se tratara, el apellido Nieto volvió a retumbar ayer en el Mundial de Motociclismo, que se está descubriendo espectacular en sus dos categorías menores. Ayer, Pablo Nieto y su primo Fonsi se subieron al tercer cajón del podio en los 125 y los 250cc respectivamente. Ambos entraron en la meta por delante de otros dos españoles, Dani Pedrosa, en el caso de Pablo, y Toni Elías, en el de Fonsi. La fiesta italiana fue total -el sanmarinés Poggiali, vencedor en los 125cc, es prácticamente de la casa-, pero en ella encontraron un hueco dos pilotos españoles, de apellido Nieto, como es de ley cuando hay una moto por medio.
De cómo remontar 25 posiciones en 12 vueltas. Pablo Nieto, desde ayer, puede contarlo. El chaval que supo siempre aguantar con entereza que se le señalara con el dedo por aquello de ser el hijo de un tipo, Ángel Nieto, que ha sido 13 (12+1) veces campeón del mundo, que ha ganado 90 grandes premios, que grabó este deporte durante años en la retina de todo un país... Ese chaval que mañana cumplirá 22 años hizo ayer el carrerón de su vida. Porque arrancó desde la penúltima fila de la parrilla de salida, desde el puesto 26, allá al fondo, rodeado de corredores anónimos. No era aquél su sitio, pero la máquina le había dado tantos problemas en los entrenamientos que prácticamente tuvo que utilizar un motor nuevo.
En su primer paso por meta, Pablo ya había recuperado 12 posiciones. Por delante se desarrollaba una lucha feroz que impedía que alguien se escapara. De hecho, el primer puesto tuvo hasta seis inquilinos: Pedrosa -de manera efímera-, el japonés Ui, el alemán Jenkner, los italianos Borsoi y Cecchinello, y Poggiali, que a la postre fue el vencedor.
Tanto movimiento en la cabeza benefició a Pablo, que seguía volando. Y tanto voló que en la 12ª vuelta no quedaba nadie por delante de él. Incluso pareció que podía escaparse, pero en una curva la moto le derrapó. Hasta 11 corredores luchaban por los puestos de honor. Y se sucedieron los incidentes. En la penúltima vuelta, Poggiali rebasó a Pablo, y en la última, casi en la línea de meta, el japonés Ui hizo lo propio, dejando al español tercero, en lo que fue el primer podio de su vida, un premio que parece menor si se tiene en cuenta que hizo la carrera del año, pero que borra definitivamente cualquier pretensión de considerar un segundón a un corredor de altos vuelos.
En los 250cc, el líder, Fonsi Nieto, volvió a ir como un tiro. Repitió punto por punto alguna de las escenas ya vistas en anteriores carreras (una pobre salida y un final a todo tren), pero cuando llegó a la cabeza ya era demasiado tarde para rebasar a Melandri y Locatelli. Casi mejor. Ellos estaban en casa y tampoco era cuestión de entrar en una batalla a menudo cruenta, siendo como son los pilotos italianos poco dados a sentimentalismos patrióticos. Se ven dos delante, se les ensangrenta la mirada y van a degüello el uno contra el otro.
Octavo era Fonsi en el primer viraje, una prueba más, y van ni se sabe, de que su puesta en escena es algo birriosa. Se abrió un boquete, que a ratos superó los seis segundos, entre él y los de delante. Elías se unió a los italianos y esperó algún error para acceder al podio. Lástima para él que Fonsi llegara a todo trapo por detrás. La guerra de los italianos mandó a Battaini al césped y poco después Fonsi superó al francés De Puniet. Ya era cuarto, tras Elías. En la penúltima vuelta Fonsi hizo el mejor tiempo y rebasó a su colega. Y en la última volvió a destrozar el cronómetro y acabó tercero, muy por delante del italiano Rolfo (8º) y de Alzamora (11º), los dos que le perseguían en la general. A Fonsi le faltaron metros para intentar algo más, pero lo mismo da. Llegó a Italia como líder y salió de allí asustando a sus rivales en territorio hostil.
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