Zeltia encuentra tierra firme

Zeltia está encontrando la tierra firme que buscaba para preservar el núcleo de su capital contra maniobras especulativas. 'Queremos accionistas que nos acompañen en nuestro recorrido', declaró recientemente el presidente del grupo, José María Fernández de Souza. Los ha encontrado en Rosalía Mera, primera esposa del presidente de Inditex, Amancio Ortega, y la Kutxa.

La empresa es terreno abonado para las OPA hostiles, algo que se pretende atajar con la llegada de la firma Rosp Corunna

La familia Fernández es titular del 45% de las acciones. Rosalía Mera, a través de Rosp Corunna, ha comprado el 4%. Con la participación de sus empleados, Zeltia ya dispondría de una mayoría suficiente, pero la participación comprada por la Kutxa, un 2%, les ofrece también garantías de continuidad. El próximo año PharmaMar, la filial bandera del grupo, podría ingresar sus primeros fondos con la venta del primero de sus productos anticancerígenos.

Las filiales químicas de Zeltia (Zelnova y Xilacel) tuvieron unos buenos resultados el año pasado. Un beneficio neto de 4,6 millones de euros, un 15% más que en el ejercicio anterior. Zelnova lidera el mercado español de insecticidas, con marcas propias como Kill Paff y Casa Jardín, y facturó 34,2 millones de euros. Xilacel produce el Xyladecor, un barniz protector de la madera que es líder absoluto en el mercado español, y el año pasado facturó 19,1 millones de euros, con un beneficio neto de 3,6 millones. Pero la estrella es PharmaMar.

PharmaMar es la primera compañía biofarmacéutica dedicada al descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos contra el cáncer derivados de organismos marinos. Hay en esta dedicación un fuerte componente familiar. Pescanova y PharmaMar provienen del mismo tronco de empresarios emprendedores e ilustrados, los hermanos Fernández, de Lugo, que fundaron y participaron en potentes empresas desde la República hasta aquí, y para seguir.

Los barcos de Pescanova, aprovechando la faena de pesca, han suministrado a PharmaMar productos marinos que le han permitido hasta ahora obtener más de 200 moléculas anticancerígenas en aguas del Mediterráneo, del Pacífico, del Atlántico y del Ártico. No de las Rías Gallegas, paradójicamente, las cuales empiezan a explorar ahora pese a ser Vigo cuna y centro de operaciones de Pescanova y, a su vez, sede social de Zeltia. Aunque PharmaMar opera en otras latitudes.

En los 117 millones de ingresos obtenidos por el grupo el año pasado (un 51% más que en 2000) se incluye la inversión en I+D, 32,1 millones de euros (un 60% más que en 2000) absorbidos, sobre todo, por PharmaMar, que construye nuevos laboratorios en Colmenar Viejo (Madrid) y cuenta con dos filiales ubicadas estratégicamente, una en Cambridge, Massachusetts (EE UU), y la otra en Basilea (Suiza).

El grupo vive desde noviembre del año pasado en una calma tensa, a la espera del peritaje de la Agencia Europa para la Evaluación del Medicamento (EMEA) del primer fármaco antitumoral de PharmaMar, el ET-743, que han bautizado como Yondelis y que podrían comercializar el próximo año contra el sarcoma de tejido blanco y sin perjuicio de su aplicación posterior contra otros tipos de cáncer. Otros tres de los productos que PharmaMar desarrolla están recogiendo el beneplácito de expertos internacionales, como en el reciente congreso de la prestigiosa Asociación Americana contra el Cáncer (ASCO). Son datos 'muy prometedores', según el presidente de la compañía.

Terreno abonado

Estas expectativas han de ser un terreno abonado para la especulación bursátil u OPA hostiles, que es precisamente lo que parece atajarse con la entrada en Zeltia de Rosp Corunna. Esta firma gestiona el patrimonio de Rosalía Mera, primera esposa de Amancio Ortega, y de la hija de ambos, Sandra Ortega, estimado en más de 1.200 millones de euros, generados en buena medida con la salida a Bolsa de Inditex. Rosalía Mera vendió entonces la mitad de su participación del 13,98% en la firma textil, a cuyo Consejo de Administración sigue perteneciendo. Ahora también estará en el de Zeltia, con 'gran satisfacción' de la familia Fernández, que interpreta su aportación como 'una inversión estratégica a largo plazo y que responde a la voluntad de Rosalía Mera de participar en proyectos que resulten atractivos no sólo desde la perspectiva financiera, sino por su contenido social'.