Estimados banqueros
Respondo a su carta, remitida a millones de clientes del BBVA, entre los que me encuentro involuntariamente sólo en función del fondo de pensiones de la empresa para la que trabajo (fondo bien distinto a los multimillonarios y extracontables depositados a nombre de 22 de sus ejecutivos en dos paraísos fiscales). En dicha misiva rebaten ustedes 'afirmaciones, opiniones y comentarios', y se les nota en pleno subidón de 'transparencia, integridad y responsabilidad'. Pero permítanme sospechar de esa oferta de rigor informativo dado que la Comisión Nacional del Mercado de Valores les acaba de abrir expediente por infracción muy grave, consistente en dar datos inexactos o no veraces e información engañosa.
Lo más curioso es que no niegan haber ocultado cuentas por 37.000 millones en Jersey y Liechtenstein, aunque parecen justificarlo con el mismo argumento esgrimido por Enron al destaparse su gigantesco fraude: 'todos lo hacen'.
Conste que tienen derecho a defenderse, ya que el asunto es tan grave que el Juzgado ha trasladado la causa a la Fiscalía Antidroga considerando documentado blanqueo de dinero procedente del narcotráfico. Pero es curioso que me garanticen 'la defensa de los derechos e intereses legítimos de nuestros clientes, incluyendo el de la debida confidencialidad'. ¿Han escrito 35 millones de cartas para tranquilizar a 120 impositores secretos de al menos 50 millones cada uno? Con tal despilfarro en papel y franqueo, ¿cómo pueden decir que no ha habido daño patrimonial?
Su vena social conmueve: Pedro Luis Uriarte, ex capitoste beneficiado con más de un millón de dólares y prejubilado después del escándalo con 800 millones y sueldazo, advirtiendo en Valencia que la globalización debe resolver la desigualdad. Ahora, jurando ustedes defender los intereses del 'conjunto de la sociedad', como si la salud y la educación de esa sociedad no dependieran de que los impuestos no se esfumen en productos fiduciarios.
Su banco, pese a la crisis Argentina, ha aumentado los beneficios en un 6%. El cinismo es siempre recompensado en España.
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