Mérimée, Bizet, Nietzsche... ¡Távora!
Prosper Mérimée, el autor de Carmen, tuvo la gran suerte de que Bizet se inspirara en ella para componer su ópera más famosa, pues de lo contrario su novelita seudorromántica, confeccionada a base de tópicos del folclorismo más sobado y barato, nunca habría logrado ninguna resonancia ni pasado de ser 'un melodrama carente del menor atractivo literario y mucho menos humano', en palabras de José María Caballero Bonald. Bizet, el pobre, murió sin llegar a saber nunca que su obra ocuparía un lugar tan destacado en la historia de la música tras la mala acogida inicial por parte del público.
Salvador Távora, por su lado, tras abandonar su ilusión infantil de 'llegar a ser una figura del toreo', decidió probar suerte con el teatro e incluso se atrevió con la ópera. Y ahora, después de pasear su espectáculo por distintas ciudades, bárbaras (versión con toro) y civilizadas (versión sin toro), reincide en su intento -frustrado hasta ahora- de hacerlo en Barcelona (versión con toro). Barcelona y los barceloneses no merecen tal ignominia.Bastante desgracia tienen ya con soportar la masacre semanal de la plaza de toros Monumental.
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