Neandertal, el enigma que no cesa
Una exposición en Sabadell ofrece una visión de conjunto sobre la extinguida especie humana
El enigma tiene más de 100.000 años, pero digamos que empezó, para lo que nos ocupa, un día de agosto de 1856 en un remoto valle alemán cerca de Düsseldorf, Neander Tal. Ese día aparecieron en la gruta Feldhofer del susodicho valle los huesos de lo que en principio se pensó que era un oso raro. Resultaron ser de un hombre distinto del actual. Cómo de distinto es algo que aún hoy, después de innumerables investigaciones y encendidas polémicas, no está claro. Ahora, una exposición, muy pedagógica, en el Instituto de Paleontología M. Crusafont de Sabadell, Neandertals (hasta el 10 de septiembre) pone su granito de arena sobre el apasionante tema.
¿Gentes duras pero entrañables como los miembros del clan retratados por Jean M. Auel en sus novelas o brutos capaces de reventar la cabeza de un semejante con un garrote, como en el best seller de 1997 de John Darton Neandertal? Los datos que poseemos pueden leerse de diferentes e incluso opuestas maneras y el péndulo va oscilando, mostrándonos a los neandertales ora inteligentes y sensibles, ora salvajes orcos extinguidos por culpa de su falta de versatilidad, de sutileza en fin.
Parecía que se había avanzado mucho desde la imagen original de animalote peludo del neandertal acuñada en los inicios, pero basta cualquier información que remueva el viejo poso para que vuelva a surgir el tópico. Es lo que ha pasado con la noticia, el mes pasado, de que el análisis a un cráneo de neandertal de hace 36.000 años hallado en 1979 en Saint-Césaire (Francia) ha arrojado evidencias de un acto de violencia intergrupal premeditado. Adiós a la imagen de los inocentes con flores, hola de nuevo al mito del bruto.
'El hombre de neandertal fue el primer fósil humano conocido y sirvió de campo de batalla para la guerra en la aceptación de la teoría de la evolución; nunca ha podido librarse de esos condicionantes', reflexiona el director del museo sabadellense, Jordi Agustí, durante un recorrido por la exposición, organizada por el Ayuntamiento de Murcia y centrada en los importantes hallazgos de neandertales de la Sima de las Palomas y Cueva Negra, en esa comunidad.
La presentación de reproducciones de los restos neandertales hallados en esos yacimientos sirve de excelente excusa para 'un repaso a lo que sabemos de la vida de esos hombres'. Ordenada en diferentes ámbitos y apoyada en sistemas interactivos, la exposición, que incluye cosas tan sorprendentes como un cráneo del gran oso de las cavernas y el vídeo de un individuo calzado con adidas que muestra cómo tallar la piedra, toca entre otros temas la organización social, la comunicación o la paleoeconomía de los neandertales, y se inclina por una visión cercana de esos primos. 'Hay dos escuelas de opinión sobre los neandertales, la europea continental los ve más próximos a nosotros, con capacidad de pensamiento simbólico, lenguaje, etcétera, mientras que la anglosajona tiende a rebajar la humanidad de los neandertales, no acepta que tuvieran enterramientos rituales ni acceso al mundo simbólico'.
El hombre moderno y el neandertal convivieron en Europa durante 10.000 años, y es un misterio qué tal lo llevaron. 'Hay indicios moleculares de que los neandertales eran una especie diferente, con lo que el cruce fértil no habría sido posible', apunta Agustí, aunque la exposición no deja de hacer mención al célebre fósil portugués del niño de Lagar Velho, que mostraría indicios de hibridación.
'La desaparición de los neandertales es otro misterio, parece que la sustitución no fue violenta', señala Agustí. La gran pregunta es ¿por qué ellos? 'Al revés que en otros fósiles humanos, en lo que respecta a los neandertales todo el mundo busca encontrar los más modernos, para ver qué les pasó'.
Ante una copia de los restos hallados aquel día de agosto en Neander Tal, el paleontólogo reflexiona: 'Por poco, 25.000 años, no tenemos una especie humana diferente conviviendo con nosotros; sería muy curioso y plantearía extraordinarios problemas éticos. En realidad, nuestra época es el único momento de la larga historia de la evolución humana en que estamos solos'.
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