'Pujol cree que Cataluña es suya y que sus familiares la pueden utilizar también'
Joan Saura (Barcelona, 1950) fue proclamado el sábado candidato de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) a la presidencia de la Generalitat. Los comicios no están previstos hasta octubre de 2003, pero ante la cascada de proclamaciones en otros partidos (Artur Mas por CiU, Josep Lluís Carod por ERC), Iniciativa acordó poner a punto también su maquinaria para que Saura, que encabezará por primera vez la lista del partido en unas autonómicas, no parta con desventaja.
Pregunta. Usted ha sido designado candidato de ICV. ¿Será el candidato sólo de este partido o también el de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA)?
Respuesta. Ahora soy el candidato de ICV, pero deseo, espero y creo que sería bueno que fuera el candidato de ICV y de EUiA.
'En 1999, al ir con el PSC, se alimentó la idea de que Iniciativa no tenía proyecto'
'Una de las causas del racismo está en un Estado de bienestar raquítico'
P. ¿En qué fase se encuentran las negociaciones para ir juntos a las elecciones?
R. Hemos empezado por hacer un índice sobre qué aspectos debemos negociar. Estamos repasando todo el tema municipal para después hablar de distribución de responsabilidades. Creo que en junio podremos llegar a un acuerdo.
P. Las presidenciales francesas han sido un revés para las izquierdas. ¿Qué lecciones debe extraer la izquierda catalana?
R. Tenemos que aprender dos lecciones. La primera es que la indistinción entre los partidos de la izquierda y su desplazamiento hacia el centro es algo negativo. La segunda afecta al divorcio entre la política y la vida cotidiana. No queremos que nuestro programa electoral se haga en una oficina de mercadotecnia en Estados Unidos, sino que lo elaboraremos conjuntamente con la gente.
P. ¿Los efectos que tuvo la desunión de la izquierda no son una lección?
R. No tiene nada que ver porque las opciones electorales de izquierdas en Francia eran muchas, más de siete. Creo que la principal responsabilidad en el caso francés es lo que representa Chevènement de escisión del Partido Socialista. Pero en Cataluña hay tres espacios: el de la socialdemocracia, el independentismo y el nuestro, que espero que sea un único. Estos tres espacios por separado suman más que si fuéramos juntos a unas elecciones.
P. ¿Pero por qué ni siquiera se ha considerado la posibilidad de reeditar la coalición con el PSC en las circunscripciones en que ICV tiene muy difícil obtener diputado?
R. Aquella coalición, si se repitiera, sería mala para la izquierda. En primer lugar, porque crea confusión. Es muy difícil explicar por qué vas en tres circunscripciones juntos y en una separados. En segundo lugar, porque en 1999 se alimentó la imagen de que ICV no tenía proyecto por sí misma. Ir separados, pero dejando bien claro que después de las elecciones queremos un Gobierno de izquierdas, puede aumentar nuestro espacio electoral y, por tanto, el de la izquierda.
P. ¿Cuáles serán las condiciones para integrarse en el Gobierno?
R. Aún no las tenemos decididas; hemos iniciado un proceso participativo que culminará en una asamblea en enero o febrero del año que viene, donde estableceremos los compromisos de gobierno. Pero es evidente que no participaremos en un Gobierno de la izquierda con CiU porque no sería ningún cambio. No queremos que el nuevo Gobierno sea heredero del actual.
P. ¿Cree que el proyecto de Pasqual Maragall es sustancialmente distinto del de Pujol?
R. Sustancialmente distinto no lo sé; pero distinto en buena parte, sí, lo que para nosotros es suficiente. Estoy seguro de que un Gobierno plural de izquierdas con la presencia de ICV significaría una orientación distinta a la actual. Queremos una política basada en los valores. Y no puede ser que las urgencias electoralistas signifiquen abandono de los partidos de izquierda de valores progresistas y democráticos.
P. ¿Esto está sucediendo?
R. Creo que sí. La inmigración es un ejemplo. La seguridad, otro. Me da miedo, y pasó en Francia, que, para ganar a la derecha, desde posiciones progresistas se haga la política de la derecha. Y así ni se gana a la derecha ni se combaten los problemas.
P. ¿Lo que ha dicho Maragall sobre la inseguridad ciudadana entraría dentro de esta advertencia?
R. No, pero lo que han dicho Maragall y el PSC es insuficiente. El tema de la seguridad no se puede plantear sólo como algo policial. Es necesario que la policía funcione, pero la izquierda tiene que decir algo más. Y respecto a la inmigración, hay que plantar cara al discurso demagógico y xenófobo que hacen el PP y algunos dirigentes de CiU. Tenemos que decir claramente que el binomio entre delincuencia e inmigración es falso y que una de las cuestiones que provoca el nacimiento del racismo es un Estado de bienestar raquítico.
P. ¿Pero considera que la inseguridad es uno de los principales problemas que tiene planteados Cataluña?
R. No. Algunos de los principales problemas son el paro, la imposibilidad de emancipación de los jóvenes, la vivienda... La inseguridad ciudadana, que está magnificada por el discurso de la derecha, se convierte en un problema porque existen otras inseguridades.
P. ¿El conflicto en Premià le parece un caso aislado o un signo de que la convivencia en Cataluña está en peligro?
R. Creo que ni lo uno ni lo otro, aunque es un caso preocupante. Si las cosas se hacen mal, puede ser un peligro. Deberíamos insistir en la exigencia de un código ético para que las declaraciones de los dirigentes políticos no fomenten la xenofobia, como está pasando. Cuando alguien dice que el problema de la inmigración se resuelve expulsando gente está fomentando la xenofobia.
P. ICV reclamó hace más de un año elecciones anticipadas, pero la legislatura lleva camino de agotarse. ¿El bloque de centroderecha es más sólido de lo que creía?
R. Más que solidez, la situación expresa las debilidades de CiU. Si no hay elecciones es porque CiU sabe que ahora las perdería. Lo que determina que la legislatura se agote es que Mas quiere más tiempo para aparecer en los medios de comunicación inaugurando cosas.
P. ¿Cuál es su balance de 22 años de pujolismo?
R. Cataluña ha avanzado mucho en 22 años, ha cambiado. No obstante, las transformaciones más importantes las han realizado los ayuntamientos. El Gobierno catalán ha hecho cosas positivas, pero la situación de Cataluña hoy ofrece déficit, desigualdades y graves insuficiencias como producto de las políticas de CiU y de los intereses que ha defendido. Hay convivencia entre los intereses públicos y los privados, de familiares, de amigos... Pujol tiene una concepción patrimonialista del país; como si fuera suyo. Y si es suyo, qué mejor que sus familiares y amigos lo utilicen para ellos también. Esta concepción es la que hay que cambiar.
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