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Mundial 2002 | FÚTBOL

Motín contra el balón rococó

Diego Torres

El balón es blanco cremoso, champaña metálico, verde suave y rojo flamígero, o sea rococó, y se llama Fevernova. La pelota oficial del Mundial es tan exótica en su decorado y en sus reacciones como el campeonato. Sus fabricantes, las multinacionales alemanas Adidas y Bayer, la presentaron en diciembre como 'más precisa y rápida que ninguna otra'. 'Permite', dijeron, 'una más efectiva conversión de la energía que cuantas se han probado hasta ahora'.

Sin embargo, la reacción de los futbolistas españoles es de rechazo. Los muchachos están fastidiados con el invento. 'Éste es un balón canalla', dice Sergio. 'Si no le pegas con el empeine, se puede ir a cualquier lado; si te tiran un centro muy fuerte, sube mucho y cae de pronto', comenta, indignado, el portero Contreras. 'Es excesivamente duro', advierte Helguera, 'y, si le quitas aire, parece de voleibol'.

Johan Cruyff, al cogerlo entre sus manos hace unos meses, se sintió en casa ajena. Su tacto de 40 años de experiencia no le dejó dudar ni un momento: 'Es más pequeño. Parece un balón de balonmano'. 'Es como esos balones que fabrican para niños', corrobora Helguera, sin mucho aprecio por los empeños del Grupo de Colorantes y Revestimientos de Bayer por producir una pelota descomunal. Bayer anunció en su día, con gran entusiasmo, que el nuevo modelo contaba con una innovación fundamental, 'la crema sintactica', basada en el Impranil poliuretano. Un avance que, según el fabricante, significa un paso más respecto al Tricolore, el balón del Mundial de Francia 98, y el Terrestra, el de la Eurocopa 2000.

El compuesto de crema es resistente al fuego, conserva la flexibilidad en las bajas temperaturas, es 'rápido como la luz' y elástico y Adidas garantiza su dureza gracias a una prueba en la que empleó una pierna robótica. La marca asegura que también utilizó las piernas de Zidane y Beckham -ambos tienen contrato con esta multinacional- para probar que el Fevernova superaba los requisitos de la FIFA en los exámenes de su laboratorio.

Adiós al efecto en comba

El diseño estampado en la pelota tiene mucha sustancia, según Adidas. Las espigas rojas y doradas en forma de turbina, de un dorado champaña y un rojo fuego, simbolizan la tradición pirotécnica oriental, la energía de los países organizadores y las innovaciones tecnológicas de los Tigres de Asia.

Luis Enrique, aunque no muy de acuerdo con la revolución, no quiso empeñarse contra ella: 'Es lo que hay y no me gusta ni hablar de esto, ni del campo, ni del color de la camiseta, ni de si son altos o bajos o si tienen la cabeza grande o pequeña'.

Lo cierto es que la pelota ya no es lo que era. Al golpearla, los futbolistas añoran los viejos balones de Adidas. El Questra, el Tango, el Etrusco. Aquéllos que respetaban las normas del efecto. 'Si a éste le pegas muy fuerte, coge cualquier dirección', comenta Helguera; 'es dificil de atrapar para los porteros y seguro que Roberto Carlos ya no podrá darle el efecto en comba cuando le pega con el exterior. Que se olvide'.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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