Ana
Aquel día de mayo yo era el niño de 8 años más feliz del mundo. Iba con Ana al bar donde trabajaba mi padre, a pedirle permiso para salir a jugar. Ana era mi novia, iba a mi clase y medía lo mismo que yo. Cuando entré corriendo al bar, seguido de Ana, mi padre me dio un bofetón. Nunca supe el motivo. Me quedé allí llorando y Ana se marchó a su casa. Han pasado más de veinte años, mi padre trabaja en el mismo bar que entonces y aún no se lo he perdonado.
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