'Spider' es una reflexión sobre la memoria y la locura', afirma David Cronenberg

David Cronenberg vuelve a La Croisette con Spider, una historia aterradora y compleja que indaga en la oscuridad de la esquizofrenia. 'Me entusiasmé inmediatamente cuando leí esta reflexión sobre el ser y su identidad, que es frágil y fluctuante', aseguró ayer el cineasta canadiense.

Basado en la novela de Patrick McGrath, el filme evoca la historia de Spider (Ralph Fiennes) quien, a sus 20 años, intenta reconstruir su pasado evocando los recuerdos de su infancia. Sueños aterradores y realidades falsas, que brotan continuamente en su cabeza, le llevan a creer que su padre asesinó a su madre para sustituirla por una prostituta. Y hace partícipes a los espectadores de sus alucinaciones cuando abandona el hospital psiquiátrico para recuperar su libertad, pero olvida el tratamiento que le ayuda a mantener la cordura. 'La realidad y los sueños, los recuerdos y la distorsión de la memoria son para mí igual de reales. Son parte del ser humano, no sólo de la ficción. Se fusionan y se confunden siempre, conviven y luchan por tener el dominio unos sobre otros', dice Cronenberg.

El realizador admitió su identificación con el personaje y su capacidad para caer en la confusión: 'Comprendo el impulso, el deseo de querer eliminar o distorsionar las cosas que nos crean dolor, que nos desgarran, porque esto hace más fácil poder enfrentarlas en un cierto momento de nuestra vida'.

Cronenberg ha querido realizar un acercamiento artístico a la normalidad y a la no normalidad, que es, según el cineasta, una desviación de la realidad. 'Esta película es un excelente ejercicio de introspección, de reflexión sobre la memoria y la locura; un increíble viaje al interior de nuestro cerebro'.

En forma de telaraña, Spider teje su tormentoso pasado, una realidad arrancada de su subconsciente en la que sólo existe él. 'Es un personaje extraído de las novelas de Samuel Beckett que enfrenta a sus propios fantasmas en un ambiente kafkiano', afirmó. Para ello, Cronenberg ha evitado usar efectos especiales. 'Mi estilo nunca ha cambiado. Sólo las perspectivas son diferentes. Jamás he dejado de plantearme interrogantes sobre la existencia, sobre el espíritu del hombre. Y si he escogido esta historia, fue precisamente por eso: me permite indagar en los rincones más profundos de mí mismo para descubrir, por ejemplo, por qué he hecho este filme. Siempre he pensado que hacer cine es el mejor modo de conocerse a uno mismo'.