La búsqueda de los independientes

La presencia de consejeros independientes en las grandes empresas cotizadas es un rasgo de buen gobierno. Tal vez por eso, desde que se publicó el Código Olivencia, en 1998, el número de consejeros que se cuelga esta etiqueta se ha disparado en España. No así la adopción de procedimientos sistemáticos para su elección, que apenas ha establecido el 10% de las empresas.

El BBVA acaba de incorporar a su consejo a Susana Rodríguez Vidarte, decana de Económicas de la Universidad de Deusto; Ricardo Lacasa, ex consejero delegado del Banco Popular, y Román Knörr, presidente de la patronal vasca Confebask. Los tres llegan como independientes, y como tales, a partir de ahora representarán a los miles de pequeños accionistas del banco.

En su elección han participado distintos asesores y, por supuesto, el presidente del banco, Francisco González, que es quien propuso los nombramientos al consejo, explican fuentes de la entidad.

Aunque las circunstancias en las que el BBVA ha renovado su consejo son excepcionales -por la crisis abierta a raíz del escándalo de las cuentas secretas-, la forma que ha empleado no lo es tanto, según varios expertos.

El último informe sobre consejos de administración de la consultora Spencer Stuart constata que el 60% de las empresas cotizadas -la encuesta se basa en 75 compañías, 32 de ellas del Ibex 35- elige a sus consejeros independientes a propuesta del presidente ejecutivo. 'A los presidentes les cuesta muchísimo no tener gente que al menos les deba un favor', asegura un ejecutivo para explicar ese dato. Sólo en el 10% de los casos el consejo ha establecido criterios objetivos para realizar esta selección, en la que participa la comisión de nombramientos y retribuciones, que es quien propone a varios candidatos al consejo.

Esta cifra contrasta con el impulso que viven los independientes desde hace unos años, sobre todo desde que el Código Olivencia incluyera entre sus recomendaciones la introducción de 'un número razonable' de éstos en los consejos, así como la adopción de un procedimiento 'formal y transparente' para seleccionarlos. Otro criterio a tener en cuenta, según los expertos, es remunerarlos de forma adecuada.

El número de consejeros que ni forman parte del equipo directivo de la empresa ni representan a algún accionista de control (dominicales) ha pasado del 21% en 1997 al 37% el año pasado, siempre según el análisis de Spencer Stuart, que contabilizaba 363 independientes. Aunque algunas grandes empresas, como el propio BBVA o Telefónica, han realizado cambios en los últimos meses, la presencia de independientes no se ha reducido. El problema es que las empresas denominan independientes a todos los que no encajan en las otras dos categorías: ejecutivos y dominicales.

La misma evolución ha seguido la comisión de nombramientos y retribuciones, otra recomendación incluida en la mayoría de los códigos de buen gobierno de las empresas. Al menos el 68% de las empresas ya la ha puesto en marcha, cuando hace cinco años tan sólo era el 20%.

Lo que no parece avanzar es el recurso a profesionales de la búsqueda de consejeros, un procedimiento extendido en Estados Unidos. En España son pocas las empresas que recurren a este método para fichar independientes -el BBVA no descarta hacerlo ahora para encontrar a un consejero extranjero-, si bien ninguno de los consultados se atreve a aventurar un porcentaje. Incluso cuando lo hacen, al final quien suele llamar al elegido es el presidente, asegura uno de ellos.

A pesar de ello, la mayoría de los expertos considera que las empresas españolas están avanzando en los aspectos relacionados con el buen gobierno. No les queda más remedio. El BBVA, por ejemplo, ha aprovechado la remodelación de su consejo para cambiar su funcionamiento. Entre los cambios introducidos destaca la decisión de no incluir a ningún consejero ejecutivo en la comisión responsable de los nombramientos.