Van Gaal: 'No voy a cambiar'
El nuevo técnico del Barcelona ficha por tres años y no aclara el futuro de Kluivert y Rivaldo, pero insinúa el adiós de Sergi y Abelardo
Once horas de viaje de Amsterdam a Barcelona -dos aviones y un taxi de Valencia a Sitges- para evitar en el aeropuerto de El Prat una pañolada como la que precipitó hace dos años su volcánica despedida. Louis van Gaal firmó ayer como nuevo entrenador azulgrana para las próximas tres temporadas y el tiempo pareció congelarse en una foto. El presidente, Joan Gaspart presentó en una multitudinaria rueda de prensa, interrumpida al final por el fallecimiento de Ladislao Kubala, al holandés, ilusionado por volver a tener una segunda oportunidad. 'Pido a todo el mundo que me ayude', dijo; 'el Barça lleva tres años, y yo me incluyo, sin ganar nada. El resto es muy difícil y soy consciente de que no todo el mundo está conforme con mi regreso. Si todos estamos en el mismo barco, los éxitos llegarán'.
Gaspart hizo el lunes, el día del anuncio del fichaje de Van Gaal, ejercicios de funambulismo para explicar por qué apostaba por el entrenador que, paradójicamente, le permitió dirigir el club -Josep Lluís Núñez claudicó y hubo elecciones anticipadas-. El holandés también dio muestras de haber aprendido. Pidió perdón hasta lo justo -'no fui el único culpable'- y se mostró dispuesto a la reconciliación, pero sin asumir la tesis de Gaspart, que aseguró que vuelve dispuesto a cambiar. El técnico llevaba un discurso preparado, como si intuyera ya las preguntas. Hace dos años dijo que se iba porque este país es fantástico para vivir, por la amabilidad de la gente, el clima y la comida, pero imposible -su peor ofensa- para trabajar. 'No recuerdo haber dicho esa frase', matizó; 'no domino el castellano. Quizá estaba fuera de contexto. Hace tiempo que decidí vivir en Cataluña. Aquí está mi casa. ¿Qué puedo decir? Si dije eso fue por una reacción. Soy humano. No puedo cambiar ni mi personalidad ni mi carácter. Ni quiero hacerlo. Mi entorno está contento conmigo'. Gaspart temió lo peor y se apresuró a aclarar cualquier mal entendido. Van Gaal siguió tan firme que incluso, a preguntas de un periodista francés, dijo que no haría campaña en contra del partido del líder ultra asesinado, Pym Fortuyn, porque considera que no es de extrema derecha.
La estructura deportiva quedó ayer más definida: Van Gaal será el entrenador y el destituido Carles Rexach el secretario técnico. Hubo de todo: un despedido en público -el secretario general del club, Javier Pérez Farguell, anunció que Antón Parera, secretario general, queda fuera del organigrama deportivo- y una ratificación. Van Gaal, sin contener las lágrimas, negó que quisiera echar a Carlos Naval, el delegado del equipo, presente en el acto. El futuro del vestuario quedó más difuso: el técnico dejó en el aire el futuro de Rivaldo y Kluivert -algunas fuentes aseguran que el club necesita venderlos para hacer nuevos fichajes- e insinuó el adiós de Abelardo y Sergi, a quienes ya habría echado hace dos años. 'Sé que ellos representan más que yo', dijo, 'pero, si no se van, no puedes subir a los de la cantera. Es difícil. Hay que saber despedir con elegancia y dignidad'.
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