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Entrevista:Paul Ingendaay | LOS SECRETOS DE PATRICIA HIGHSMITH

'Highsmith está más cerca de Kafka que de los autores policiacos'

Paul Ingendaay (Colonia, 1961), el coeditor de Pájaros a punto de volar (Anagrama) junto a Anna von Planta, fue uno de los cuatro editores literarios del Frankfurter Allgemeine entre 1992 y 1998, y actualmente es corresponsal cultural de este periódico en España. Ingendaay se ha sumergido durante cuatro años en los ocho mil folios que legó la escritora y le quedan aún varios de trabajo. Además de la coedición, ha escrito unos ensayos sobre la figura y la obra de Patricia Highsmith que se incluyen en la edición alemana de Pájaros a punto de volar, del siguiente volumen de relatos, que se titulará Los ojos de Mrs. Blind (Anagrama lo publicará la próxima primavera) y en los primeros volúmenes (serán 30, de aquí a 2005) de obras completas de Highsmith que reedita Diogenes.

PREGUNTA. ¿Hay un antes y un después de Highsmith tras la lectura de sus diarios y apuntes?

RESPUESTA. Sí. Muestran a una joven escritora que se preparaba a conciencia y que sabía lo que quería. Los relatos que escribió entre 1939 y principios de los cincuenta son de gran calidad. Nunca publicó nada sin meditarlo profundamente. En 1973 revisó sus archivos y eliminó muchas cosas, lo que dejó es lo que tenemos. Ahora se puede ver la enorme coherencia de su obra, caracterizada por la claridad y la economía de palabras y recursos. Cada vez que revisaba algo lo hacía para eliminar, no para añadir. Su estilo esquelético no envejece.

P. ¿Dejó muchos inéditos?

R. Entre inéditos o aparecidos sólo en revistas hay alrededor de 60 relatos; 25 o 30 no los publicó jamás.

P. Highsmith murió en 1995, ¿por qué han tardado siete años en publicarlos?

R. Porque se ha trabajado con mucho rigor. Dos profesionales de Diogenes han estado durante todo este tiempo transcribiendo los textos. Se han clasificado en dos partes: diarios y cuadernos de apuntes. Hay 18 diarios y 37 cuadernos de apuntes completos. Según avanzan en el tiempo, ganan los apuntes y pierden los diarios, que dejó de escribir por temor a que sus novias los leyeran, pero en los cuadernos sigue hablando de cosas privadas: la casa, el dinero, la gente, los amigos, de ideas, tramas, desarrollos...

P. ¿Se publicarán los diarios?

R. Probablemente sí. Es un material privado disperso, interesantísimo, mucho más de lo que pensábamos, pero requiere mucho trabajo. Hay que volver a leerlo todo.

P. ¿Por qué es la editorial Diogenes quien está haciendo todo esto?

R. Parece increíble que sea una editorial suiza de lengua alemana quien tenga los derechos de su obra, pero Highsmith estaba muy contenta con ellos y los nombró albaceas. Los ingresos por la venta de sus libros son para la Fundación Yaddo, donde ella acabó Extraños en un tren, para que mujeres artistas puedan trabajar allí.

P. ¿Es cierto que han encontrado una primera versión de Extraños en un tren?

R. Unas treinta páginas. Era un desastre, lo reescribió por completo.

P. ¿Cómo era Patricia Highsmith?

R. Tímida y solitaria. Era una intelectual. Leía a Nietzsche, a Shopenhauer, a Heidegger, a Kierkegaard, a Camus, Gide y Sartre. Se sentía orgullosa de haber nacido el mismo día que Edgar Allan Poe. Estaba más cerca de Kafka que de sus colegas del género policiaco. Lo que pasa es que nunca nos preguntamos de dónde venía, la encasillamos y ya está.

Paul Ingendaay, editor de Patricia Highsmith.
Paul Ingendaay, editor de Patricia Highsmith.SANTI BURGOS

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